viernes, julio 09, 2004

Paki 9 – La mirada interior.

Era una niña, de escasos 6 años, se acerco al intruso y con vos amable pregunto de nuevo - “puedo ayudarle” - Supay la observo, no podía creer que una criatura como ella no corriera o por lo menos gritara al verlo, - “esta herido, déjeme ayudarle” – y sin temor la niña se acerco, Supay la dejo acercar, tomo sus manos y lo miro, -“debo traer vendajes para estas heridas tan profundas, ¿Cómo se las hizo?” – Supay miro sus manos y no veía nada en ellas, solo le dijo que realmente lo que le dolía era su espalda, que por favor sacara una bala que tenia en medio de sus alas, la niña lo rodeo y vio la herida, “espera un poco” y corrió lentamente hasta una conjunto de cajas de cartón que habían cerca.

Supay pensó por un momento que la niña iría por otras personas y que esos seres no lo tratarían con tanta amabilidad como la niña, espero, pero dispuesto a volar de nuevo, la niña salio de en medio del tugurio y llego a él con un cuchillo en la mano, “creo que esto te va a doler, pero tranquilo, he visto como lo hacen en las películas”, dijo la niña y sin mas palabra metió la afilada punta en su espalda hasta que encontró la bala y la saco, Supay no grito, solo espero hasta que la niña se la mostró en la mano.

“Dime” – Dijo Supay – “¿Por qué me has ayudado?, ¿Por qué no has corrido al verme?”, La niña lo miro y sonrió, “Nunca había visto un Angël y creí que necesitabas ayuda”, Supay no sabia si decirle la verdad o callar, engañar no era difícil, “Pensé que sus alas eran de plumas”, Supay la miro y le dijo “Algunos necesitamos alas mas fuertes para sobrevivir, para poder cumplir nuestra misión, - “¿Como es el cielo?, ¿Es tan lindo como dicen los las fotos de los libros que trae mi papá?” - , pregunto con los ojos llenos de vida la niña. Era una pregunta a la cual Supay no podía contestar, ni siquiera con una de sus peores mentiras, realmente no sabia como era el cielo, entonces hablo de su Paraíso, de su Waka, “Es un sitio cálido, disfrutas mucho estar ahí, es algo tan difícil de describir con palabras, lo sabrás cuando este ahí”, Supay guardo silencio con la nostalgia marcada en su rostro.

“¿Por que estas aquí en la tierra?, ¿Eres un Ángel de la guarda?, ¿Dónde esta el mío?” – preguntaba como solo los niños saben preguntar. Supay solo pudo mirarla, “si, soy una Ángel de la guarda, estoy buscando a alguien que debo cuidar, una persona que tiene unos ojos casi tan lindos como los tuyos, tu Ángel te esta cuidando, pero el no se deja ver, esta ahí para protegerte, pero debe hacerlo de manera oculta” – Contesto Supay – Sabiendo que tales Ángeles no existen, que cada uno es guardián de su propio destino, pero en ese momento le gustaría que la verdad fuera otra, pues esa niña, su Ángel de la guarda terrestre en ese momento, su buen samaritano, merecía alguien que la cuidara, por lo que Supay veía, no tendría muchas opciones de crecer y ser feliz, el sitio donde estaba parecía una de las Wakas mas oscuras de su antiguo paraíso, solo el frío hacia que fueran distintas, aun así, Supay no comprendía como esa niña podía sonreír, ser alegre en ese sitio tan horrible.

Supay se levanto dispuesto a marcharse, antes de emprender su nuevo vuelo la niña le dijo “¿Crees que llegare al cielo?”, Supay no, solo miro las nubes y le dijo “Si hace cosas como las que hiciste hoy, lo tendrás”, Supay no estaba seguro de su respuesta – ¿Dios le dará el paraíso a alguien que ayudo al hijo del diablo? -, difícil de saber. Supay la miro, miro sus ojos, miro su alegría, sentía algo de envidia de por la forma en la que esa niña era feliz, Supay nunca fue niño, se nace siendo demonio, se crece siendo demonio, se vive siendo demonio, pero nunca había escuchado de un demonio desterrado, cuanto le hubiera gustado estar en ese momento en su Waka.

Recordó cuantos niños había sacrificado en el pasado, ahora uno de ellos lo ayudaba, curo sus heridas, todo con alegría, Supay no sabia que lo que sentía en medio de su cuerpo era su alma que le dolía, de la cual no sabia de su existencia hasta el día que vio los ojos de la Ñusta, hasta que a partir de ese día empezó a sentir el dolor en sus manos. Supay corrió un poco, abrió sus alas y se perdió para los ojos de la niña en medio de las nubes, hora de volar, hora de seguir buscando, buscando un sueño tan irreal como su Dolor, tan difícil de creer como sentirse un Ángel protector, buscar, todo tan oscuro como el sitio de donde provenía.

Supay voló mas al occidente, busca llegar al sitio donde había visto por ultima vez a la Ñusta, se sentía cansado, no comprendía por que, pero desde su expulsión del infierno sus fuerzas no eran las mismas, el sol cansaba mas su cuerpo y sus alas parecían mas pesadas que de costumbre, se mezclaba en medio de las nubes buscando corrientes de aire que le ayudara a cargar su pesado cuerpo. Por fin diviso un sitio donde podría descansar, ya caía la noche y su cuerpo no resistía mas, su decisión fue dormir dentro de una cueva, ahí Supay cerro sus ojos y trato de descansar, su lentamente empezó a quedarse dormido, en medio de los pensamientos que lo invadía, pensaba como siempre en su Ñusta, en el hambre que tenia, pero el cansancio pudo mas que sus pensamiento y se quedo dormido.

Era una mezcla de fantasía y realidad, su mente sabia que esta soñando y otra parte de si le hacia pensar que era realidad lo que estaba viviendo, en medio de la oscuridad de la cueva sintió que alguien entraba, Supay abrió sus ojos oscuros, trato de ponerse de pie inmediatamente, pero no pudo, parecía como si todo el peso del mundo estuviera en sus espalda, su cara estaba hacia el interior de la cueva y no podía girarla para ver quien esta entrando, apretaba con fuerza sus manos para tratar de incorporase, el corazón de Supay latía cada vez mas fuerte, no podía mirar quien había entrado, pero sentía su presencia, sentía como se acercaba hacia su cuerpo, pro primera vez Supay sintió pánico, su corazón latía mas y mas fuerte, su cuerpo hacia una fuerza extremadamente grande, empezó a sudar, a respirar mas y mas rápido, concentro toda su fuerza en su cabeza, espera por lo menos ver quien lo estaba acechando, pero no lo logro.

Boca abajo, contra el suelo de la cueva, Supay sentía mas cerca aquella presencia, de un momento a otro sintió como un cuerpo se hacia atrás de él, sin poder mirarlo Supay sintió como lentamente este ser se recostaba en su espalda, como si se estuviera utilizando su cuerpo de cama, Supay sintió el pánico mas grande de sus existencia, pensaba que en cualquier momento ese extraño ser podría atacarlo, trato de gritar, pero ni siquiera fue capaz de hacer esto, de un momento a otro, Supay empezó sentir como ese ser empezó a entrar en su cuerpo, de un momento a otro el corazón de Supay empezó a latir mas despacio, el principio de Yuxtaposición parecía no existir, ese ser y él estaban ocupando el mismo espacio.

Una paz interior invadió a Supay, el pánico ya no existía, sentía su cuerpo más ligero, podía respirar normalmente, lentamente empezó a mover sus brazos, cuando pudo darse cuenta de que podía moverse, giro lentamente esperando encontrar algo, pero solo vio el espacio oscuro de la cueva, sin darse cuenta volvió a quedarse dormido.

Luego de unos minutos de esta soñando su mente fue invadida por imágenes, sin orden, sin secuencia, sin color, sueños grises, los ojos de Supay temblaba en medio de sus párpados cerrados, se movían de un lado a otro como tratando de evitar las imágenes que estaban dentro de su mente. Sangre, dolor, sufrimiento, todo lo que había generado alguna vez, ahora lo atormentaba, imágenes de la Ñusta, sombras, balas, miembros decapitados, cabezas volando por los aires, nubes de energía, imágenes de dolor, cosas sin sentido. Pero fue una imagen de belleza la que mas lo atormento, vio los ojos de la Ñusta mirándolo, sonriendo, Supay abrió sus ojos y se incorporó como un resorte en aquel piso, agitado, con su corazón casi fuera de su pecho, sudor en su frente, pulmones totalmente llenos de aire, brazos tembloroso, de un momento a otro sintió como en su cabeza algo se enterraba, trato de quitárselo con sus manos, pero en su cabeza no había nada, sentía como lo no visto entraba cada vez mas fuerte en su cabeza hasta que el dolor lo tiro al piso, Supay sostenía su cabeza a dos manos, pero el dolor era insoportable. Supay sentía la sangre recorrer su rostro, ya aquello que no podía ver dejo de entrar, pero el dolor seguía existiendo, los gritos de dolor recorrían la cueva en toda su inmensidad, Supay solo pudo quedarse tirado en el piso, tratando de dejar de sentir ese dolor, no podía evitarlo, solo trataría de poder soportarlo o tal vez ignorarlo.

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