viernes, julio 09, 2004

Paki 30 – El descanso.

En cada mordisco, en cada piel que desgarraba con sus manos y dientes, Supay sentía cada vez mas dolor, pero el hambre era superior a esa sensación que tenia en sus manos, su cabeza y sus pies, sentía el dolor, cada vez más intenso, pero sentía que su estomago por fin tenia algo que digerir, comía rápidamente, como un depredador luego de días de búsqueda de alimento, igualmente, a cada mordisco miraba a su alrededor, no quería ser sorprendido nuevamente, lucha contra el dolor, lucha contra esa extraña sensación que nunca sintió estando en su Waka, ahora comer no era tan placentero, era una necesidad, mas algo que provocara placer a su paladar.
Lentamente fue terminando con los dos cuerpos, primero con el de la mujer y luego con el de su hijo, al final, como siempre desde que fue expulsado, no dejaba de sentir su dolor y repugnancia así mismo, esa extraña sensación, lo que algunos humanos llaman remordimiento, el vil arrepentimiento de las cosas que hacemos por gusto y que luego nuestra moral nos recuerda que no debemos hacer.
Dominado por el sueño, Supay deja de vigilar su entorno, dejándose caer dormido en un rincón del campanario de aquella iglesia, su mente comienza a reemplazar pedazos de realidad por sus más oscuros pensamientos y fantasías irreales, mezclas de nubes pintadas con sangre, dolor almacenado en falsas caricias, muerte, desolación y victoria, perdido y sin control en el basto mundo de su inconsciente, donde los sueños dañan tu mente y es tu mente quien los crea, un suicidio silencio, con los ojos cerrados, con su cuerpo que en medio de su dormir mueve sin control bruscamente alguna extremidad, donde su mente envía ondas como choques eléctricos que causan golpes bruscos en sus manos y en sus pies, donde la imaginación no deja paso a la realidad, ahí se encuentra Supay ahora, en ese oscuro y misterioso lugar, donde entra al cerrar los ojos en cada sueño luego de ser expulsado de su hogar, de su infierno.
De repente escucha una voz que lo llama en medio de sus sueños, gira su pesado cuerpo bombardeado por imágenes sin color, con dolor, tratando de apartar de su mente llena de ideas sin sentido, un espacio para esa voz, para encontrar la voz que lo llama, “Hijo mío, ven acá”, – Escucho Supay en medio del ruido de disparos, gritos, golpes, todos creados en su mente, mas por recuerdos que por imaginación, para Supay la voz era familiar, pero no recordaba de quien era, “Hijo, ven acá”, - Le repitió la voz, Supay busca más rápidamente, tratando de controlar el cuerpo rebelde de sus sueños.
Por fin encontró el origen de la voz, en medio de las imágenes pudo ver el rostro de un ser conocido, no un amigo, tampoco un enemigo, tal vez alguien con tantas dudas como él mismo. Era el sacerdote que había encontrado en sus primeros días en el Allpa Pacha, Supay sabia que era un sueño, pero su presencia en él era muy demasiado real. Supay podía controlar muy pocos sus movimientos, prácticamente era el sacerdote el que se acercaba a él, con un control increíble de sus movimientos, se movía rápidamente, sin problemas, atravesando cada uno de los sueños de Supay como si fueran solo nubes pintadas con un holograma.
Se acerco y lo miro profundamente a sus ojos, Supay sentía como el resto de sus sueños pasaban a su alrededor, prácticamente ya no intervenían en su entorno, era como si alrededor de ellos se hubiera construido una esfera de cristal que repeliera todos aquellos sueños o ideas que pudieran desconcentrarlo de la conversación que estaba apunto de empezar.
“Has llegado lejos”, – Dijo el Sacerdote – “¿Crees que aun debes seguir tras esta idea, detrás de este sueño?”.
Supay no dudo en contestar, - “Claro que debo seguir, ya estoy cerca de mi meta, cerca de lograr lo que he venido buscando”.
El sacerdote guardo silencio y miro alrededor los sueños de Supay, como tratando de interpretar que sentía, que pensaba, sus ojos se perdían en la inmensidad de la mente confusa de Supay, ahí donde nada parece ser real y la muerte esta en cada flor marchita que adorna su entorno, donde las rosas son negras y el solo esta en eterna eclipse, ahí trato de buscar la real misión de Supay.
“Tu misión es volver a ganarte tu hogar, no buscar ideas y sueños remotos que no pueden ser, busca la manera de ser perdonado por tu padre, pero no intentes cumplir sueños imposibles, busca la verdad detrás de ese velo que cubre tus ojos”, – Dijo el Sacerdote.
“La vida esta llena de mediocres con buenas ideas que nunca son puestas en marcha”, - Dijo Supay - “Déjame construir mi propio camino, ser mi propio sueño, y no seas mi sobra que teme triunfar”.
“La vida esta llena de grandes problemas” – Dijo el Sacerdote – “Pero tu ahora estas en medio de dos fuerzas separadas desde hace milenios, estas creando una lucha entre el bien y el mal, involucrando la fuerza de los humanos y dándole razón de ser a sus creencias más primitivas, a la existencia de Dios y del Diablo”.
“Eso es extraño viniendo de ti”, - Dijo Supay – “¿Es que acaso dudas ahora de tu Dios?”.
“Nunca lo he dudado” – Dijo el Sacerdote – “Pero a veces es mejor estar fuera de lo terrenal, para eso les di el libre albedrío”.
Supay miro de una manera extraña al Sacerdote, “Hablas como si fueras Dios”.
“Lo soy”, – Respondió el Sacerdote, - “Lo soy, no creas que tu mente es un sitio restringido para mis dominios, que no intervenga en tu vida no quiere decir que no me importes, ni tampoco es el hecho para que me tengas miedo”.
“No veo pro que temerte”, - Dijo Supay – “Si realmente eres tan bueno, ¿Por qué he de temerte?”.
Los ojos del Sacerdote pintaron una mueca de rabia al ver la soberbia de Supay, -“Eres el hijo de uno de mis más grandes hijos, eso te hace mi nieto, hijo del diablo, nieto de Dios, eres libre, así fuiste creado, como todos mis hijos”.
“No como todos”, - Respondió Supay – “Mi padre fue la única criatura que creaste completamente libre, por eso prefirió gobernar en el asqueroso infierno que ser esclavo de tu tierno paraíso. El resto de tus criaturas, incluyéndome, fuimos creados con miedo, hacia ti, y hacia mi padre, solo nos diste la libertad de a quien temerle más, de esa manera saber a quien servir, con el miedo del castigo eterno o del placer infinito de tu paraíso, paraíso que realmente no se que tan bueno sea, con tus angelitos blancos, con sus alitas de algodón” – Decía Supay en tono burlón – “Con sus liras tocando canciones para dormir, que eternidad tan aburridora, ¿Para que nos diste los sentidos, si no podemos disfrutarlos?.
La cólera del Sacerdote se veía cada vez mas en sus ojos, era como si estuviera hablando directamente con Satán, la misma irreverencia, la ausencia de miedo a su presencia, era como repetir la historia del destierro. La creación de aquel lugar donde se castiga el mal, ese lugar creado por Dios para la existencia eterna de sus hijos con demasiada libertad, el problema radica, en cuando el hijo puede llegar a superar al padre.
Los sueños de Supay parecían correr mas y más rápido, convirtiéndose a veces en las paredes de un remolino de ideas y recuerdos alrededor de aquella esfera que pretendía evitar el contacto con lo real, con el mundo real de los sueños de Supay.
“Tu destino esta en tus manos, eres libre de hacer lo que desees”, - Dijo el Sacerdote – “Pero tu verdadero hogar esta en el infierno, deja a estos humanos, es mejor que las fuerzas del cielo y el infierno no intervengan en esto, prácticamente, ellos ya tienen parte de su destino final creados, solo por ellos y para ellos, cada uno labra su destino, cada uno pone su meta final, cada cual construye su paraíso, su infierno, hace muchos años que fuimos olvidados, es mejor así, gobernar un ejercito de personas que no respetan mi nombre, que recurren a la oración como último recurso, como el recurso de los incapaces, cuando su destino mediocre impide la creación de sus sueños, ahí esta la existencia del creador, del todo poderoso, en una oración de suplica, en una oración por ayuda”.
“Tu y tus iglesias lo hicieron así”, - Dijo Supay – “Iglesias que cada vez separan mas y más a tus supuestos hijos, mis supuestos hermanos, así, tu y tus fieles sacerdotes, lograron hacer que el pueblo olvidara lo que realmente significa un paraíso, tu dejaste que ellos se convirtieran en el peor tipo de demonios, al menos yo mato por naturaleza, no me duele hacerlo, pero ellos matan y luego te buscan en una oración para dar gracias por el pan recibido, ese pan recibido por la bala que cruzo la cabeza de un hermano que no pensaba igual, bala pagada, bala cumplida, una pequeña radiografía del mundo en la isla de tu eterno olvido, tu eterno castigo, ahora tienes dos infiernos, uno controlado por mi Padre y otro que se salio de tus manos”.
Una mirada tan fría como el hielo cruzaba los ojos del Sacerdote y de Supay, la esfera se fue desvaneciendo, los sueños y recuerdos de Supay, esas imágenes en blanco y negro, en rojo sangre y dolor, se filtraban en medio de sus miradas, lentamente se fue construyendo una cortina de sueños entre sus miradas, Supay volvía a sus sueños y sentía como de un momento a otro algo salía de su cuerpo con una fuerza increíble, como la fuerza que aquella noche en la cueva sentía que entraba dentro de su cuerpo, esta vez la salida fue mas rápida que la entrada, pero el dolor fue igual, ahora con algo adicional, sentía algo de vació en su corazón.
Supay despertó como si hubieran golpeado una de sus manos, sus ojos se abrieron en su totalidad buscando la luz necesaria para construir la imagen de las cosas que lo rodeaban, ahora se sentía mas solo que nunca.

No hay comentarios.: