viernes, julio 09, 2004

Paki 29 – Un viejo amigo.

Pierre Valdo se acerco en medio de la oscuridad, Supay solo espero a que este estuviera cerca, no hubo abrazos, no hubo ni siquiera un saludo de mano, solo una mirada fija a los ojos, ambos sabían quienes eran, uno un demonio, el otro un antiguo miembro de la hermandad Torquemada, entre los dos no podía haber contacto físico, pues Pierre tenía en su cuerpo tatuado el Báculo de Zoroastro, una especie de escudo contra demonios.
“¿Cómo me encontró?” – Pregunto Supay.
“Aun tengo contactos dentro de la Hermandad” – Dijo Pierre, - Ellos me mantienen informado de lo que pasa dentro de ella, de sus ultimas acciones, batallas y logros, he escuchado de las veces que han intentado capturarte y que siempre terminan con bajas en sus filas por la lucha fiera con la que te enfrentas, escuche sobre el ultimo ataque pocas horas atrás y pensando en la zona donde ocurrió el ataque solo imagine donde te esconderías, pensé que este sería tu lugar ideal”.
Supay pensó que si Pierre lo había encontrado, cualquier miembro de la hermandad podría hacerlo, “Creo entonces que este no es lugar seguro” – Dijo Supay.
“Opino lo mismo” – Dijo Pierre, “Este no es un lugar seguro, de hecho, en la tierra no tendrás lugar seguro, tu lugar mas seguro es el infierno”.
“No puedo volver a el, fui expulsado por mi padre” – Dijo Supay, - “Además no he terminado mi misión”.
“¿Tu misión?, ¿Cuál es tu misión?”.
Supay dudo unos segundos, la verdad, ni el mismo sabía cual era su misión, ya había encontrado a la Ñusta, ya le había, ya lo había visto en su forma de demonio, ¿Qué mas faltaba?, La mente de Supay no entendía, tal vez no quería hacerlo, sabía que ya había llegado al final del camino, ya había visto sus ojos, había tocado su piel, así fue por medio de otra piel que no fuera la suya, pero lo había hecho, tal vez era eso lo que faltaba, tocarla con su propia piel, sentir el placer de disfrutar la piel de la Ñusta con su propia piel, ya la había sentido su aroma, visto sus ojos y escuchado su voz, solo le faltaba sentirla y probar el sabor de sus labios.
Supay no respondió a Pierre, solo empezó a caminar hacia la puerta y le pregunto “Donde puedo quedarme por esta noche, necesito descansar, necesito comer, tengo mucha hambre, necesito poder descansar de una manera segura”.
“Puedes hacerlo en una Iglesia, ese sería el ultimo lugar donde yo te buscaría” – Dijo Pierre.
Supay recordó que uno de sus primeros escondites cuando llego a la tierra había sido una iglesia, “Si fue bueno una vez, puede volver a serlo de nuevo” – Pensó Supay.
“¿Que iglesia?” – Pregunto Supay.
“Puedes quedarte en esa” – Y con su mano, Pierre señalo una iglesia que se veía en medio de la ciudad, - “En las noches no habita nadie en ella, el sacerdote duerme fuera con su congregación”.
Supay aprobó la idea con un leve gesto de su cabeza, sin decir gracias, de nuevo el Ángel emprendió de nuevo su vuelo hacia la ciudad, su hambre cada vez era mayor, las prioridades han cambiado, ahora Supay desea primero comer y luego dormir, como un águila buscando su presa, empieza a buscar su alimento mientras se dirige a la iglesia, escoge al azar su victima, una mujer, de aproximadamente 36 años, de postre, el hijo que lleva a su lado, de la mano, no tan rápido como siempre, por el rediseño de sus alas, parte metal, parte carne, Supay cae en picada sobre sus presas, en medio del grito de la gente que corre si saber lo que pasa, gritos de auxilio y de dolor, un niño muerto en su mano izquierda, una madre que lucha por soltar las garras que ahora la ahorcan, mirando los ojos entre abiertos de su hijo, tratando de hacerse a la idea que aun puede hacer algo pro salvar a su pequeños, con sus manos de madre trata de abrir la mano que la sofoca, volando a cientos de metros del piso, piso que ahora se ve como ultimo destino final si logra soltarse, ve cerca de si a su hijo, sin poder gritarle, le falta el aire.
Supay se aleja del ruido de su nuevo ataque rumbo a su nuevo y temporal refugio por esta noche, lentamente se acerca, pero no comprende por que aun no ha podido terminar con la vida de aquella mujer, por que se niega a morir, lucha desesperada por liberarse, intentando algunas veces acariciar el rostro de su hijo, como con la esperanza de aun sentir calor en su rostro y no esa fría mira de la muerte que ahora poseen sus pequeños ojos entre abiertos.
Supay descarga sus dos presas en el piso, una muerta, la otra cansada, casi al final de una muerte por asfixia, la madre se arrastra en medio de su cansancio hacia el cuerpo inmóvil y frío de su hijo, tratando de gritar de tristeza, pero con las cuerdas bucales completamente dañadas por la presión que Supay ejerció sobre ellas, ahora solo le queda llorar en silencio, parándose como una loca, se dirige a atacar a Supay, mirando sus oscuros ojos y sin comprender el por que, sin tener miedo de la muerte, pues para ella la vida ya no tiene sentido sin su hijo.
Supay solo piensa en matarla, así será más rápido, menos dolor, y podrá dormir y descansar un poco, pero no fue tan fácil, nunca matar a una persona fue tan difícil para Supay, ahora no comprendía si la dificultad era por el debilitamiento de su cuerpo por todas las trasformaciones, su hambre y cansancio de los días en vigilia.
La mujer luchaba como un Guepardo defendiendo su hijo, con sus uñas, con sus dientes, Supay la tomo con una de sus manos, tratando de alejarla de si, luego trato de cortar su cuello con una de sus alas, pero esto no fue posible, la puta de sus alas ahora era mas carne que metal y lo que antes era un arma filosa y mortal, solo dio un golpe en el cuello de la mujer que callo en el piso cerca de él, la mujer se levanto con su boca llena de sangre y de nuevo ataco al asesino de su hijo, Supay cambio su ataque, solo dio un fuerte golpe en vientre de la madre y luego, estando tirada en el piso, golpeo fuerte su pecho con su mano abierta, con sus uñas como cuchillo traspaso su pecho, tomo su corazón y lo detuvo, lo apretó fuertemente con sus manos, miro los ojos de la madre, con ese rostro de terror que solo produce ver la muerte a tu lado. De un solo impulso Supay saco el corazón del pecho de la madre.
Ahora Supay ya tenia su banquete servido solo para él.

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