viernes, marzo 21, 2008

Ayudas finales

Allpa pacha: La tierra, planeta.

Báculo: Especie de bastón mas alto que la persona que lo posee, es lo que lleva el Papa en las manos, el la iglesia lleva un crucifijo en su parte superior.

Los hijos de Pisano Phosphorus : Son los nombres de las Lunas más representativas del sistema solar: Io, Calixto, Ganímedes, Oberon, Titania, Umbriel, Ariel, Fobos, Mimas, Encélado, Tetis, Dione, Rea, Caronte y Miranda. Para mí, la “LUNA” tiene un significado muy especial, el nombre ideal para una hija.

Makacha: Margarita, un nombre de una persona muy especial para mí.

Ñusta: Doncella, Princesa.

Pierre Valdo: 1140 – 1217, Heresiarca francés. Poco se sabe de su vida. Rico comerciante de Lyón, durante una plaga de hambre, se convirtió a la vida religiosa. Colocó a sus hijas en un convento, renunció a todos sus bienes y agrupó a los pobres de Lyón. Excomulgados éstos por Lucio II (1184), se les unieron los humillados lombardos y a todos ellos se les llamó valdenses. Se diseminaron por toda Europa y Valdo fue su máxima y rígida autoridad, fueron los primeros perseguidos por la “Santa Inquisición”.

Pisano Phosphorus : Esto es un poco mas complicado, empecemos por el final, “Phosphorus” significa Satanás. Pisano era otra manera en la que llamaban a Leonardo Fibonasi, creador de la secuencia numérica que lleva su nombre, Leonardo es mi mejor amigo, casi mi hermano, “PI” son las dos primeras letras del primer apellido de mi amigo, así como un numero muy especial, en las matemáticas siempre a estado el diablo, según la iglesia. “NO”, son las 2 ultimas letras de su apellido, PINO, “SA”, son las dos primeras letras de Satanás, el dos, para mí tiene un significado muy especial, la clave es el dos.

Supay: Demonio.

TORQUEMADA: El primer inquisidor español. Fue un producto típico de la endiablada sociedad española de la segunda mitad del s. XV. El inquisidor entorpeció la vida intelectual española de forma trágica. Nunca se arrepintió de quemar herejes ni de expulsar judíos. Su tumba fue profanada durante la Guerra de la Independencia.

Waka: Infierno, averno.

Wakke: Hermano, en honor a mi hermano que abandono este mundo hace ya varios años.

Zoroastro: Creador de la Magia como religión, cuando los magos eran considerados gente de sabiduría, y la iglesia no los perseguía como entes del demonio, durante muchos siglos fueron respetados, tanto que la misma religión católica incluye la visita de tres reyes magos al mecías, a Jesús, el hijo de Dios.

El nombre de la Ñusta: Ustedes saben el nombre igual que yo.

Paki 41 – Con pedazos de mi piel.

Supay levanta su rostro tratando de mirar un cielo que no será suyo, un paraíso que no alcanzara, tratando de ver en medio de sus lagrimas de sangre, se acerca a la Ñusta, la Ñusta que nunca fue suya, toma una de sus manos, sin ver solo sintiendo la dulce suavidad de su piel, solo olfateando su dulce olor de paraíso, levanta sus rostro, como preguntado ¿Por qué?. Grita con todo el aire que queda en sus Pulmones, “Padre, ¿por qué me has abandonado?”. Saca de sus costado el puñal que le arrebato el amor, lo saca tan rápido, como si el dolor no existiera, si es que ya Supay no paso los limites de dicho dolor, toma el puñal con su mano derecha, con la izquierda sujeta a la Ñusta, sin que nadie se percate, Supay tira de ella, sin ver, solo sintiendo, la toma del cuello, la olfatea como un perro ciego a su victima, dejando caer sus lagrimas de sangre sobre su rostro “Siempre con la frente en alto, siempre digno” – Lo dijo como si pudiera verla, como si sus ojos ciegos pudieran explorar la mirada de aquellos ojos que lo desterraron del infierno, los culpables del cambio de su destino, los culpables de su destierro. Al terminar de decirlo, Supay empuña fuerte el puñal en su mano, con todo el dolor del universo lo clava directo en el corazón de su Ñusta, “Tengo dos opciones, o me dejo matar por este amor, o lo mato yo primero, créeme, no quiero morir, no vales la pena”.

Supay sentía como era golpeado por todos lados, como trataban de alejarlo de su Ñusta, sentía los disparos romper sus alas, penetrar su piel, completamente ciego, con una sonrisa pintada de rojo sangre, sangre de sus ojos, con sus dientes rotos, como observado sin ver la muerte de la Ñusta, sin soltar su cuello, sintiendo como lentamente el corazón dejaba de latir, sintiendo como ya no llegaba sangre ni oxigeno a su cerebro, recordó como disfrutaba antes del placer de matar, grito de nuevo mientras apretaba mas duro su cuello, saco el puñal del pecho de su Ñusta, sin soltarla del cuello, de pie, como un bisonte atacado por feroces Leones, sabiendo que no vivirá, pero tratando de hacer el mayor daño a sus victimarios, con un grito que cortaba el aire y rompía los tímpanos de quienes lo escuchaban, movió sus grandes y destrozadas alas, su mano derecha se movía sin control tratando de herir todo lo que estuviera cerca, sentía como querían arrebatarle el cuerpo de la Ñusta, pero para él era como uno de sus viejos trofeos de caza, lo que menos quería era soltarla, quería sentir el placer de su ultimo latido, su ultima respiración, su ultimo gemido, su ultimo dolor, por fin Supay la había tocado con su propia piel.

Sintió la visita de la muerte, la veía en su oscuridad, vía como esta se acercaba sonriendo bajo su gran túnica negra, como tomaba su mano y soltaba el cuello de la Ñusta, vio en medio de su oscuridad como el cuerpo de la Ñusta caía al piso y como la muerte tomaba su alma para llevarla al paraíso, al paraíso de Supay, al infierno, “Tu Padre seguirá con el trabajo” – Dijo la Muerte. Supay dejo caer su cuerpo, ya no sentía dolor, ya no sentía nada, su rostro tenia una sonrisa de misión cumplida, marcada por la sangre, marcada por el dolor, marcada por las heridas, marcada por su amor, marcada por su dolor.


Supay a muerto, Supay a descansado, ¿A Donde va el alma de Supay?. Supay era un Ángel, ¿A dónde van los Ángeles cuando mueren?.

A veces es tan difícil abrir los ojos a la verdad, no es necesario dejar de respirar y que tu corazón se detenga para estar muerto, solo mira las calles, están llenas de Ángeles muertos, sin vida, sin alma, en un infierno no eterno, en la tierra, en el Allpa pacha.

Supay no ha muerto, habita en cada uno de nosotros, es la parte oscura que cada uno de nosotros lleva dentro, es nuestro complemento, nuestra defensa, nuestro grito en la oscuridad, es nuestra parte de Caín en un cuerpo de Abel.

Supay representa el dolor del amor, la parte triste de ese hermoso sentimiento, la parte terca del querer, el dolor de los besos y caricias no recibidas, la agonía de no poder expresar lo que se siente, Supay es una radiografía de nuestro dolor, Supay soy yo, Supay eres tu, Supay esta en todo lo que nos rodea, Supay es la parte negra de la noche que desea abrazar una estrella, Supay es lo que queda al final de una traición, Supay es el silencio arrodillado mirando al cielo, sin creer en la traición, Supay es silencio oculto en cada grito de fingida alegría tras la derrota, Supay son los ojos abiertos tras correr el velo de la mentira que mostraba hermosa una asquerosa realidad.

¿Cómo puedes matar a Supay?, Si el mal habita en cada uno de nosotros.

Vivir es tu decisión. Gracias, el mal ha vuelto a brillar en mis ojos.

Paki 40 – Némesis.

Rodeado por la tristeza, rodeado por el dolor, Supay no comprende como puede ser posible la traición, rodeado, blanco único de flechas, balas, lanzas y golpes, rodeado, tirado en el suelo como un perro callejero atropellado por un auto en medio de la autopista viendo como debe esquivar al resto, solo.

Tratando de esquivar el golpe de los demás, confundido, mas humano que demonio, su última posesión lo dejo hecho un humano por completo, ahora creer que todo es una pesadilla, no puede dar razón a lo que sucede, tanta lucha, tanto trabajo, ahora todo se viene al piso.

Flechas lloviendo de todos lados, sin la posibilidad de utilizar sus débiles alas, con el dolor en cada herida, sintiendo su vida irse en cada latido que expulsa su sangre en cada vena rota por los impactos, sintiendo la burla y la alegría de todos por la presa capturada, como un siervo cazado por los lobos, sintiendo como cada uno se lleva parte de si como un trofeo, como si cada uno de ellos fuera su Némesis, la personificación de un castigo merecido a una falta cometida.

Ahora todos sus pecados están siendo castigados, cada golpe, cada puñal, cada quemadura que antes propino en su Waka para castigar, la esta sintiendo, solo, en medio de su cuerpo, pero el castigo que más duele, es la traición, eso es lo que mas atormenta a Supay, por encima del dolor físico, ahora lo que siente es esa tracción que lleva en sus manos, en su frente, en su pecho, recordando cada lucha para nada, cuando el océano se convirtió en cemento, cuando sus alas dejaron de servirle como escudo, cuando sitio cada una de las flechas atravesando su piel, todo solo para buscarla a ella.

Sus ojos solo buscaban buscarla, quería poder mirarla y entender el por que, pero ya eso no importaba, ahora solo era la traición, el dolor de sus manos ya tenia una explicación, no era un estigma, era solamente la profecía de una traición, solo una profecía mas donde el era el protagonista principal, esa eterna lucha entre el bien y el mal, la idea agónica del hombre por luchar una batalla que solo pertenece al cielo y al infierno, una lucha que solo debe ser entre padre e hijo, pero, ahora, sus hermanos están en medio de ella, para esto fue creada la iglesia.

Un demonio mas, uno mas en la cuenta de la Hermandad, ¿cuantos falsos?, ¿Cuántos reales?, Una cacería larga, ahora ¿Quién es el verdadero demonio?, ¿Quién es realmente el ser maligno de esta batalla?, ¿Cómo puede un ángel llegar a perder su esplendor por amor, por un sentimiento que no vale la pena?.

Lucho para llegar aquí, para vivir del recuerdo de una caricia, para morir en una orgía de golpes que el destino le tenia preparada, en un concierto de dolor solo para el, en un punto donde la fantasía de su mente, sus recuerdos, se vuelven solamente un lago salado en el cual debe ahogar sus recuerdos, ahora, sus captores, son sus jueces, sus verdugos, son sus Némesis, son la materialización de todos sus miedos, hasta del mas grande todos sus miedos, el perder a su Ñusta.

De rodillas, Supay no comprende lo que pasa, se acercan, lo miran como si nada, han clavado en su corazón un puñal, morirá lentamente, pensando solamente en por qué la Ñusta le hace esto, muere como Parmenio, sin luchar, solo sintiendo como el enviado de su protegido, Alejandro Magno, clava una y otra vez la espada en su cuerpo, como un toro que no sabe por que el amo que tanto lo ha cuidado ahora clava en su cabeza ese clavo, muere lentamente, sin luchar, ¿Para que luchar?, Si su Ñusta, el jardín de su alegría, ahora rompe su corazón, muere, ser o no ser, para que ser, si ya no existes.

Ahora mira hacia el pasado, recordando el día que vio el falso paraíso, ese cuadro del idilio del amor, de paraíso del Edén, esa tierna mirada que le hizo creer que todo valía la pena, ahora, pasa esa imagen y descubre que solo era la manera de llevarle lentamente fuera de su infierno, de ese oasis lleno de lagrimas, lleno de sus propias lagrimas, ahora se convierte en él arlequín, el enano del circo que divierte a los demás con su sufrimiento, es solamente la flama que queda viva de la leña mojada que lentamente fueron metiendo en la hoguera de su corazón, esa hoguera que durante tanto tiempo alimento con su búsqueda, pero que su Ñusta acaba de envenenar con maleza y mala hierba, para que al final solo quedara como resultado en su corazón ese puñal que lo mataba lentamente.

De rodillas, como Parmenio esperando la espada de su atacante, la espada del mensajero de Alejandro, de rodillas.

¿Para que defenderse?, Si el único ser por el que vivía ahora le quería quitar la vida.

¿Para que defenderse?, Si la única rosa de su falso jardín del Edén ahora le escupía en la cara.

¿Para que defenderse?, Si el único ser por el que dio todo, ahora como a un toro le dan su estocada final.

¿Para que defenderse?, Si por lo único que había luchado durante todo este tiempo ahora lo derrota, ahora le muestra su verdadera mirada.

Ahí, arrodillado, lentamente ve como la existencia se le va, con un puñal en el pecho, un puñal que no desea sacar, unas alas rotas, cansadas de luchar, cansadas de volar, cansadas de buscar lo que no debía encontrar.

Ahora no siente rabia, no siente dolor, no siente amor, solo siente lo peor que un ser puede llegar a sentir, “decepción”, cansancio en sus ojos, de tanto lucha por algo que no valía la pena, por peder su paraíso, su infierno, su vida normal, ahora, con un puñal en su corazón, lentamente sale su sangre, lentamente se desangra, mirando a su lado la mano de su asesino, mirando el rostro del ser que menos pensó le podía traicionar, ahora muere, de rodillas, con sus alas pesadas rasgadas en su espalda, con las manos en el piso, tratando de ser lo mas digno, tratando de no caer, tratando de levantarse, pensando que solo es un mal sueño, pensando que no puede ser, no se defiende, es como un toro en la plaza, sintiendo una y otra vez las picadas en su cuerpo, con su sangre saliendo por todos lados, su propia sangre que ahora no lo deja respirar, su sangre que se mezcla en sus pulmones, sus alas tratando de dar el ultimo vuelo, tratando de moverse, tratando de defenderse, tratando de lograr salir de ese dolor, de esas miradas, de ese maldito dolor.

Su mente recuerda el infierno, recuerda a su padre, recuerda el pasado, su libertad, el respeto que inspiraba, ahora, es solo un demonio expulsado, un demonio muriendo en aquellas manos, por esas manos, por ese rostro, por esa mirada, ahora, con dolor se incorpora, da unos pasos, sin dejar de recibir golpes en todo su cuerpo, Supay cae de nuevo, arrodillado, con sus alas rotas por la piel de una gota, ahora solo siente que su existencia se va, que ya no vale la pena luchar, ¿Para que?, si la luz de aquellos ojos ya no brillan mas para él, si la mirada de esos ojos lo atrajo como un gusano a un pez, como un dulce a un niño, como lo es Supay, un niño en el cuerpo de un demonio, un niño sin infancia que murió descubriendo lo que nunca se puede enseñar, lo que solo se puede vivir en carne y sangre propia, ahora Supay descubrió que el amor y la traición van de la mano.

Sus brazos ya no resisten mas el peso de sus destruidas alas, piensa en cada uno de sus recuerdos, la primera mirada, el primer tacto de su piel contra la suya, la primera sonata de su corazón cerca de su pecho, recuerda, todo como imágenes de una mala película, recuerda, en blanco y negro, en rojo sangre y dolor, recuerda la primera palabra, la primera salvación, su sudor, la primera vez, recuerda todo. Malditos recuerdos, dejen morir a Supay, déjenlo libre de una vez, dejen su agonía en un chispazo de gloria, saquen su corazón y devórenlo, ¿Corazón?, Si eso dejo de latir cuando sintió el cambio en esa mirada.

Ahora Supay comprende el dolor en sus manos, ahora sabe que no es un estigma, ahora sabe lo que sintió Cristo, no por estigma, no por santo, no por pureza, lo sintió en sus manos, en su frente, en su costado, en sus rodillas, el dolor en las manos es la forma en la que siente la traición, traición, con dos clavos en sus manos, entrando, solo sintiendo la traición, dos clavos entrando con fuerza, ¿Como no sentir el dolor en sus manos?, Si ahora ve solo la satisfacción de la Ñusta.

Son tantas las ideas que pasan por su cabeza, todo el tiempo engañado, como pensando en cada sonrisa que su Ñusta le dio, como en cada arañazo que le dio a su corazón cuando le ocultaba la verdad, con cada golpe con ese gran martillo golpeando el romo clavo oxidado sobre sus manos, en un solo minuto acabo con toda la idea de futuro de Supay, con todo lo que había construido, acabo con todo, ahora lentamente descubre la verdad, ahora solo tiene que llevar ese maldito dolor en sus manos, solo tiene que soportarlo, sin saber de donde sacar fuerzas para tener su corazón aun dentro de su pecho, con sus manos perforadas, con dolor, tratando de curar las heridas de su corazón, tratando de apartar de si la traición.

La Ñusta se acerca y lo mira como si nada, ¿Qué puede pensar Supay?, lo ofende con su mirada, ha clavado en su corazón un puñal, morirá lentamente, pensando solamente en por que el amor de Supay le hace esto, ni la caída en el mar, ni las peleas con narcotraficantes, ni la expulsión del infierno, ni tantas batallas luchadas le habían hecho tanto daño como ese puñal, ese abrazo falso, ese abrazo de traición, Supay sintió la traición, la misma traición que sintió Jesús. Ahora un demonio la siente, el maldito dolor en las manos, es solamente una muestra de traición, una muestras mas de dolor, ¿por qué no lo sabias?, Era traición, al mas alto rango, tracción al corazón.

Supay no soportaba mas el pesos de sus alas rotas, sumado a los golpes que recibía en su espalda, costado, cabeza, en todo su cuerpo, aun así, ahogándose con su propia sangre se arrastraba por el piso, tratando de llegar a donde esta la mano de la traición, a las manos de la Ñusta, su Ñusta, arrastrándose como un pordiosero, como una babosa en un camino lleno de sal, como simplemente un cuerpo que sigue vivo por que su corazón es mas terco que su mente, sintiendo los brazos de la fiebre, sintiendo el dolor, tratando de tocarla, de llegar a ella, se arrastraba, ya no sentía sus piernas, la poca sangre que le quedaba era solamente suficiente para alimentar su mente, su ideas, sus preguntas, sus brazos, sus malditas manos que solo buscaban tocarla por ultima vez, Supay ahora es completamente humano, mientras su voz se rompe lentamente en un llanto y sus lagrimas empiezan a salir, por que la barrera que puso en sus ojos para no llorar tiene un limite, un limite que cuando se rompió mojo toda su cara, unas lagrimas amargas como el sabor de los labios que no llegaran a ser suyos.

Paki 39. – La cita.

Supay a retado a su suerte, ya es hora de la salida de la Ñusta, la espera fuera de la clínica, la aborda despacio, no desea causar pánico en ella, la saluda –“Hola, soy yo de nuevo” – Dice Supay, ella lo mira de reojo, “Fui a buscarte la última vez pero ya te habías ido, ¿Que paso?”, Supay no le dijo que era una historia larga de contar, que eso sería en otra oportunidad, pero que por ahora deseaba poder estar con ella y explicar todo su historia, ella le dijo que podían hacerlo ahora, que solo debería buscar un lugar para hacerlo, realmente Supay no sabía que lugar podía servir para este encuentro, pero la Ñusta tomo la decisión.

Supay guarda respeto por la Ñusta, ni si quiera se atrevía a tomarla de la mano, aunque su nuevo cuerpo no producía repugnancia a la vista, su mente era una de las mas tórridas y crueles que había habitado Supay. Ahora se dirigía al sitio donde la Ñusta pensaba que sería bueno hablar, un sitio solitario, solo para ellos dos, un sitio donde Supay podrá mostrarse como es, sin temores, sin miedos, sin el terror oculto de la Hermandad, ahora Supay sentía cada vez mas cerca la posibilidad de sentir su Ñusta en su propia piel, con su propio cuerpo.

En medio de la marcha a su destino, Supay le explicaba a su Ñusta la existencia del infierno, de los demonios, del castigo eterno de ausencia de paz, describía su hogar, pero la Ñusta quería saber de sus sentimientos, saber que era lo que deseaba en realidad, “Solo deseo que me conozcas, deseo que me sientas, deseo que sepas que siento, deseo que sientas mi sentimiento, deseo darte a conocer por medio de mis caricias la existencia de esto que tengo en mi corazón, deseo darte la felicidad que me fue arrebatada desde que fui expulsado del infierno, deseo solo poder mostrar lo que soy en realidad y que no te asombres” – Dijo Supay.

La Ñusta le pidió que lo esperara en la entrada de un gran centro comercial abandonado, quería saber si podían entrar sin problema, le dijo que cuando estuvieran dentro, deseaba verlo como era, que deseaba saber que podía esperar de el, que quería sentir su amor pero en su propia piel. El rostro de Supay pinto una cara de felicidad que ni en sus mejores tiempos en el infierno había sido lograda, este espero hasta que la Ñusta le hizo una señal para que entrara. Supay abandono su cuerpo mortal y volvió a su cuerpo de Demonio, cada vez mas humano, cada vez mas débil.

Supay entro a la plaza central del gran centro comercial guiado de lejos por la Ñusta, su corazón latía fuertemente, se le quería salir del pecho, corría, ya sus alas no le permitían volar, era mucho mas humano que demonio, todas sus transformaciones anteriores lo llevaron a este estado, un estado deplorable, un ser feo, un humano desagradable con cuerpo de demonio, pero sin la fuerza y poderes del infierno, ahora, parecía simplemente una mutación humana con alas, pero aun así, su Ñusta lo aceptaba, eso era lo que realmente le importaba a Supay.

Corría tras ella, como un niño detrás de un globo, solo mirando el destino final, mas no el camino que recorría, la Ñusta se detuvo en el centro de la plaza central y Supay la miro como solo el amor sabe mirar, increíblemente esos ojos de demonio ahora estaban brillando con la luz del amor, se acerco por fin a la Ñusta, sería su primer beso con su forma de demonio, sin cuerpo ajeno, solo así, piel con piel, por fin podía probar el sabor de sus labios, se acerco lentamente los últimos metros, como un adolescente caminando a su primer beso, pensando en hacerlo bien y con la idea de que tenia que ser perfecto, que tenia que dejar una buena impresión en su Ñusta.

Se acerco, las Ñusta abrió sus brazos para recibirle en un abrazo, como un árbol esperando a sus aves, dando todo de si por el placer de tenerlos en sus ramas, Supay se acerco, nunca había tenido tanto miedo de algo tan bonito, nunca había tenido una sonrisa tan bella en sus labios como la tenia ahora, en este momento no importaba el dolor de sus manos, ni el dolor de su frente, ahora solo importaba ese momento, ese instante en el que el resto del mundo dejaba de existir para solo dejar paso a aquel encuentro, a ese bello momento que Supay pensó que nunca pudiera llegar.

El tiempo se vuelve eterno para recorrer esos escasos centímetros entre él y los brazos de la Ñusta, mirando sus ojos, sus labios, pensando miles de ideas en tan pocos segundos de distancia al primer beso, a ese momento sublime por el que tanto a luchado, puede sentir su olor, el silencio era tan grande que Supay podía escuchar el latido de su propio corazón, ahora por fin Supay abraza a su Ñusta con su propia piel.

Sin comprender, Supay se ve estrellado contra una pared de aquel frió y oscuro pasillo, aturdido no comprende que a pasado, ve a su Ñusta a varios metros de distancia caminando hacia él, Supay se incorpora lentamente, su cuerpo esta muy débil para soportar estos golpes, su cabeza le duele como nunca antes, una parte por el golpe otra parte por la confusión, después de levantarse, Supay empieza a escuchar el sonido de muchas botas correr sobre los pisos superiores y una marcha silenciosa de objetos metálicos invade sus sentidos, mira hacia arriba y ve como rápidamente los balcones se iluminan con pequeñas luces en los hombros de varias docenas de hombres, Supay esta aterrado, corre hacia su Ñusta para sacarla de ese peligro inminente, la toma de su mano y nuevamente se ve lanzado contra una pared, en medio de su aturdido pensar, Supay trata de entender que pasa, mira a su Ñusta que se encuentra cada vez mas cerca, esta abre su blusa y muestra el Báculo de Zoroastro.

Supay busca una repuesta, una respuesta a una verdad encontrada sin buscarla, una respuesta a un simple, “¿Por qué?”, aprovechando el estado de aletargamiento de Supay los cazadores tira sobre él una red, al mismo tiempo que varios hombres desciende por las paredes del centro comercial colgados de sogas ancladas a las pisos superiores, otros tantos apostados sobre la cornisa apuntando al demonio, sin disparar hasta que la Ñusta este fuera del ángulo de tiro, Supay se levanta en medio de la red, como una mosca esperando la llegada de la araña que terminara con su existencia.

De pie, luchando por escapar de la red, ve como la Ñusta se acerca y justo cuando cree por fin tener la parte inicial de la red, es tocado por la Ñusta y vuela por el aire hasta estrellarse con una nueva pared, cada toque de la Ñusta es menos fuerte que el anterior, por que en cada toque Supay se vuelve más humano, pero cada impacto contra el piso y las paredes duele más, sus alas en medio de la red se desgarran, se enredan en cada trazo y con cada golpe e intento de fuga rompe lentamente la carne de la que están hecha ahora sus alas.

Toque tras toque, golpe tras golpe, Supay esta cada vez más débil y aturdido, en el piso, ya se encuentran muchos hombres abajo y los de los pisos superiores empiezan a bajar, rápidamente se hace un circulo en cuyo centro esta Supay, golpeado, sangrando, viendo en el pecho de la Ñusta, la señal que identifica a una cazadora, a un miembro de la Hermandad.

La oscuridad se disipaba, la verdad esta surgiendo en medio de dolor, pero el dolor no solo existe en el cuerpo de Supay, también esta en la mente de la Ñusta, quien recodaba la conversación que ese día tuvo con esa persona que hasta ese día pensó era su Padre.

“Lo he visto padre” - Recordaba la Ñusta la conversación de días pasados. “Grande, oscuro, es horrible Padre, nunca creí que existieran de verdad, el mismo me hablo de si, pero pensé que esta loco o que existía una manera razonable de explicar las cosas pero...”, - Su Padre interrumpió el relato.

“Tranquila, ven siéntate a mi lado”, - Dijo su Padre, - “Aquí estarás a salvo, siempre has estado a salva, tu marca te protegerá mientras él sea un demonio y no habite en el cuerpo de un humano”.

La marca, esa marca que llevaba en su pecho, esa marca que recordaba desde que tenia uso de razón, marca que tantas veces le costo explicar a sus amigas y a los hombres que estuvieron en su intimidad, esa marca que siempre había sido un estorbo, un dolor de cabeza, y algo eterno que ocultar, ahora le permitía enfrentarse a uno de sus mas grandes enemigos, “El Diablo”, al mismo demonio. Esa figura de Báculo tatuado en su pecho ahora la protegía.

Su padre ese día le explico la misión, como sería la captura y el por que de su marca.

“Debes saber toda la verdad”, – Dijo su Padre – “Hace muchos años un sacerdote llego a nuestra casa en medio de la lluvia, en medio de una tormenta que paresia la guerra entre el cielo y la tierra, destellos de rayos, el sonido del romper de los truenos, una tormenta como nunca la había visto y como nunca la volví ver. Tu Madre y yo siempre hemos sido muy creyentes, y recibimos a aquel sacerdote, en sus brazos, bajo la sotana, llevaba el cuerpo desnudo de una niña, un bebe de solo horas de nacida, el nos explico algo difícil de creer, difícil de imaginar”.

“Esta es la hija de una unión que nunca debió darse, es la parte pura de una unión sucia, de la unión del bien y del mal, esta niña es la parte buena de esa horrorosa unión que el cielo nunca debió permitir. La unión entre Satanás y un ángel del cielo, esta es la parte buena, la parte limpia e esa unión y les suplico que por favor la cuiden y guíen como su hija” – Recordaba el padre las palabras dichas por el sacerdote.

“La parte oscura esta donde debe estar, en medio del infierno, quemándose al lado de su padre, un demonio para otro demonio” – Decía el sacerdote – “Por favor, solo déjenme ponerle una marca que la protegerá durante toda la vida de su padre y de todo aquel ser de la oscuridad que quiera llevarla donde no debe ser o que desee hacerle daño”. “Ahí fue donde la marca llego a tu cuerpo y desde esa fecha te acompaña” – Confeso su Padre, la Ñusta esta muda, en otra situación no creería lo que decía su padre, pero después de lo que había visto en los últimos días, ya todo era posible.

“Nunca pensamos que llegara este día” – Dijo su Padre, - “Pero a llegado, entonces ahora debemos prepararnos para afrontar el destino”.

La Ñusta esta confundida, todo en lo que había creído ahora se derrumbaba, la idea de ser una mezcla de lo divino y lo mundano no le hacia gracia, menos aun ser hija del diablo y de un ángel que nunca llego a conocer,

Ahora ella recordaba esa charla, y aprovechaba su poder para por fin sacar provecho a esa marca, para poder hacer daño solo con tocar, solo con acariciar, era su hermano, pero no importaba, al fin y al cabo, su padre era culpable de su suerte, el no debía estar aquí, ella no debería estar ahí, el cielo nunca debió bajar al infierno, ni las llamas debieron tampoco nunca tocar la suavidad de una nube, la Ñusta daría lo que fuera por conocer a su madre, pues, a su padre lo odiaba, sabía que por el su existencia era triste desde que se dio cuenta de su parentesco con el lado oscuro que todos llevamos dentro, ahora, es como si ella estuviera pateando la cara del diablo en persona y esta venganza para ella era suficiente.

Paki 38 – Buscando un nuevo cuerpo.

Aun es oscuro, aun brillan estrellas en el firmamento, son las cuatro de la mañana, el frío envuelve el cuerpo de Supay, su mirada se distrae un momento en el firmamento, como si pudiera leer su destino en la forma en como están ordenadas las estrellas, como si cada estrella en su continuo brillar le indicara lo que debe hacer, como si el destino estuviera escrito en el oscuro manto de la noche y cada punto de luz fuera simplemente una frase que debemos descifrar para saber nuestro destino, como si el destino existiera, como si el futuro hiciera parte del tiempo y existiera como el pasado; sin la posibilidad de cambiarlo.

Supay se conecta de nuevo con su realidad, vuela alto, cada vez le cuesta más trabajo acostumbrase a sus nuevas débiles alas, busca un nuevo cuerpo, busca la oportunidad, busca adaptase mejor para ser lo mas natural posible para no llamar la atención, busca, busca, lo hace despacio, debe encontrar un cuerpo aparentemente sano físicamente, que pueda erguirse sobre sus dos piernas y a la vez pueda pronunciar oraciones completas sin estar bajo el efecto de las drogas.

En un puente, parado al borde del vació, un hombre intenta saltar, sin fe, sin ganas de vivir, con un cuerpo normal, con sus piernas en buen estado, desdichado, que mas despojo puede encontrar Supay en el mundo que un ser que lo tiene casi todo en su ser y no desea vivir, este es el cuerpo ideal piensa Supay, un ser sin deseo de vida, sin ganas de luchar por la existencia, algunos ya están muertos aun cuando respiran, algunos solo llevan la existencia en la carga del dolor de sus hombros, algunos no la soportan y desean arrojarse al vació con sus penas y su vida.

Supay sobre vuela mirando aquel ser, aquella triste escena de Dolor, el hombre mira al final del vació, mira su camino final, su ruta al infierno, no levanta la cabeza, teme a la mirada de Dios, pero aun así, en sus últimas oraciones pide perdón por sus pecados y por lo que va ha hacer, por lo que no puede controlar, es increíble que pidamos perdón por algo que es malo hacer y aún así lo hacemos, esa es la naturaleza del ser humano, en otros casos sabemos que hacer pero rara vez lo hacemos. Supay se acerca en silencio, se hace delante de aquel hombre, justo frente de sus mirada, “Mírame” – Dice Supay, “Soy lo último que veras en vida, pero soy lo que veras eternamente en tu infierno”, sin decir más Supay tomo su cuerpo.

Recorrió el puente, disfrutando de su nuevo cuerpo, se sentía a gusto con su nuevo estado, le recordaba sus épocas en las que podía poseer cualquier cuerpo, épocas en las que tomaba siempre los mejores cuerpos, los mejores seres, donde disfrutaba de los placeres de la carne, donde el limite era solo la resistencia de su cuerpo anfitrión y en algunas casos, el limite era su imaginación, es el placer de los sentidos en un nuevo cuerpo, en una nueva forma casi normal, ahora solo debe luchar por la melancolía que habita la mente y el corazón de este nuevo cuerpo, pero eso es un obstáculo pequeño, esa tristeza y esa melancolía no serán vista por la gente que lo rodea en las calles, esa gente que solo ve lo superficial de tu ser, donde se es juzgado por la marca de zapatos que usas o por el auto que conduce, o por cuantos mujeres tienes bajo tus pies, esa sociedad que hace años dejo de juzgar y de creer en lo intelectual, para poner en el mando seres con cuerpos perfectos, dinero a montones, o simplemente el mismo poder, ¿El poder para que?, simple, para disfrutar, no hay nada mas fuerte en el mundo que las ganas y el deseo de dominar todo, de tener al mundo bajo nuestros pies, por que ya todos hemos olvidados que ser lideres es para servir, no para lucirse, ahora camina dentro de la multitud, sin ser mirado como un despojo humano, en medio de esta sociedad que olvido lo simple de un saludo, de una sonrisa, donde nadie sabe lo de nadie, por que no podemos demostrar los débiles que somos, por que este ser que camina en medio de la muchedumbre es él despojo mas miserable de los que ha habitado Supay, pero es el que menos llama la atención.

Ahora Supay cuenta con varias horas antes del encuentro con su Ñusta, solo llega temprano para verla entrar, se acerca a ella, pero no le dice nada, solo quiere saber que estará ahí, y calcular mas o menos a que horas saldrá, esta vez no esperar en la clínica, esta vez, espera su suerte dando vueltas a la ciudad, pensando más, actuando menos, de nuevo Supay piensa que tiene suerte, ese último recurso de los mediocres.

Paki 37 – La última búsqueda.

En su nueva casi condición humana, tanto física, como mental, Supay piensa nuevos planes, nuevas maneras de acercarse a la Ñusta, sin hacerle daño, sin hacerse daño, además sin llamar tanto la atención de la Hermandad, debe buscar un nuevo cuerpo, pero sabe que tal vez sea el último cuerpo pues su ser es cada vez más humano, cada vez menos parte de su Waka, cada vez más parte de este nuevo infierno, de esta Allpa Pacha, de su nuevo infierno ganado por traicionar sus principios, ahora Supay es casi un hombre, tal vez un ángel, tal vez un demonio en su nuevo ser, tal vez simplemente es un cambio de piel para su nuevo hogar, así como la larva sufre una metamorfosis a mariposa, Supay ahora esta sufriendo una mutación, tal vez una degeneración de su ser, pasa de ser un seis a un siete, de un demonio a un ser humano, ese extraño ser creado por la evolución, mezcla del bien y del mal, de la oscuridad y de la claridad, ahora Supay cuenta en su alma con un pequeño punto blanco que mancha la oscuridad de su negra personalidad, ese punto blanco es ahora su corazón.

Ese punto que no le permite pensar, que nubla su visión con un destello de luz mas alto de lo que su mirada puede soportar, una luz que sus oscuros ojos no pueden soportar, se ha dejado llevar la imaginación, por la duda, por lo ciego del amor, ahora es solo uno más en la lista de seres que dejan de utilizar su cerebro para hacer las cosas y se dejan guiar por su corazón, ahora Supay, este demonio en decadencia busca que la razón de su vida le permita vivir, busca que la Ñusta, su Ñusta, le permita de nuevo acercarse, busca solo una oportunidad para demostrar lo que es, más allá de esa figura de demonio, de esas alas gastadas de metal convertidas en carne deteriorada por el fuego y por la lucha, ahora el busca mostrar su corazón, busca mostrar ese sentimiento que tiene dentro y que tantos problemas le ha causado.

Ahora Supay sale de su última guarida, conciente de que su condición actual pude implicar que será su última trasformación, que tal vez sea la última opción que tenga de ver a su Ñusta en un cuerpo aceptable, de no ser visto en su condición de demonio, condición que ahora solo lleva en sus oscuros ojos, ahí, donde siempre a tenido ese brillo de muerte y de locura, ahí también donde se conjuga esa mirada de ilusión por su Ñusta, ahí donde todo empezó, en esa mirada que todo cambio, ahí donde robo su atención, donde su condición de demonio fue cayendo lentamente a la de ser humando, donde antes el mal era dueño y señor de sus ideas y su mente, donde sus fantasías eran fáciles de cumplir, ahora solo busca de nuevo esa mirada, ese embrujo, esa oportunidad de encontrar la luz que adormece sus sentidos como un alucinógeno a un adicto, ahí donde necesita ver que su Ñusta lo mira a los ojos, sin miedo, sabiendo que el la salvo de su muerte.

Es esta la idea que tiene Supay de pagar la vida, él salvo la vida de la Ñusta, lo mínimo que ella puede hacer por él es dejarlo acercar, dejarlo ser parte de su maravillosa existencia, lo que Supay no sabe, es que el amor no se compra, a veces ni se gana, a veces solo se encuentra, a veces solo llega, a veces solo te estrellas con él en tu camino sin siquiera pensarlo, ahora Supay debe buscar la forma de volver a ver ese brillo de esos ojos, de volver a sentir cerca la presencia de su Ñusta, y por que no, tal vez, algún día tocarla por primera vez con su piel, con sus manos, sentirla sin necesidad de otro cuerpo, sin mas piel que su piel, sin mas tacto que sus sentidos, sin mas placeres robados que el de su propio goce de acariciar, de sentir, de palpar, es que no es solo la búsqueda de placer, es el placer de sentir cerca de ese ser en medio de la nada, por que en eso se convierte el universo de Supay al tocar a la Ñusta, en solo él y ella, en solo una estado de existencia tal que el mundo que los rodea no existe, que lo que vez a tu lado tiene más valor por que brilla, brilla por que sus ojos, los ojos de la Ñusta están ahí para iluminarlo.

Esta tal vez es la última oportunidad, tal vez, ahora se convierta en humano y su nueva condición le permita abrir lo ojos a la maldad que nunca debió abandonar.


Paki 36. – La suerte

Los 15 perros bajaron las gradas del edificio, luego de evitar la mirada de Supay todos se transformaron nuevamente en demonios y volaron hacía el infierno, Miranda, la mas pequeña de todos los demonios, pregunto a su hermano mayor Ganímedes, si se encontraba bien, este respondió que era una herida profunda, pero que en el infierno se le curaría rápido. En el camino al infierno se encontraron con su padre, quien los miro con ojos de furia, “Les dije que no intervinieran en esto” – Dijo iracundo, todos sus hijos bajaron la mirada, menos Ganímedes, quien lo miro a los ojos como retándolo y le dijo – “Es mi hermano y mientras este en mis manos lo ayudare”, Parecía que de los ojos de Satanás salieran llamas, este solo se acerco y lo tomo por la mano, “Si deseas correr la misma suerte de tu hermano, solo pídelo, con el dolor mas profundo haré como lo hice con él, te desterrare para que veas y conozcas cual es el verdadero infierno” – Dijo Satanás.

“¿De verdad crees que disfruto viendo a Supay sufriendo en ese infierno?, que no daría yo por tenerlo de nuevo en su Waka, mandando como siempre lo ha hecho, pero no puedo dejar que lo haga, no puedo dejar que rompas las reglas de esa manera y que no exista un castigo digno de él, ahora sufro por su ausencia, pero es mejor para él así, tal vez algún día comprenda y pueda volver a su hogar, a nuestro hogar. Espero que todos ustedes me comprendan, y respeten mi decisión, el que no este de acuerdo puedo irse de inmediato”

Ganímedes apretó fuerte sus puños, pero sabía que en parte, su padre tenía razón, aunque le dolía mucho ver como su hermano sufría.

“A tu hermano le falta mucho por descubrir, algunas veces se debe perder mucho para aprender, algunas veces la verdad duele mas de lo que tu piel puede sentir y es tu alma quien al final detiene sus pasos.” – Terminó Satanás.

Oberon tomo de la mano a Ganímedes y le hizo una señal con sus ojos, como queriendo decirle que era mejor calmarse. Ganímedes y Supay se parecían mucho, aunque nunca se habían visto en el infierno, tenían el mismo temperamento, irreverentes, con deseo de conquistar el mundo y creerse incluso superiores a su padre. Poseían la misma rebeldía de su creador.

Los demonios siguieron su vuelo hacía el infierno, con Ganímedes al final de todos, mirando de vez en cuando a sus espaldas, como queriendo volver a ayudar a su hermano, de verdad sufría mucho por el hecho de no haber compartido nunca tiempo con su hermano, sentía lastima de que Supay nunca hubiera sabido de ellos, aun no comprendía por que su padre los había separado y nunca les permitió integrase. Su padre siempre había dicho que era mejor para todos ellos esta separados del corazón débil de Supay, pero hasta ahora no comprendía a que se refería su padre, la única debilidad que había visto Ganímedes en él, era el hecho de no haber matado a esa mujer, cosa que aun él mismo no se explica, Ganímedes lo veía tan fácil de hacer, tan fácil de terminar con esa vida.

Por otro lado Supay estaba entrando en un sueño profundo, como hacia mucho no lograba tener, sin problemas de ideas molestas, su mente era un mar de ideas sencillas, de cosas fáciles de conseguir para el en otros tiempos, como poder disfrutar del licor y las drogas, así como de orgías y demás placeres banales, como ese opio entrando en su mente, rompiendo la barrera entre lo real y lo imaginario, cortando cada lazo que lo unía con la realidad, se veía a si mismo como un ser disfrutando del mal, recordando en sus sueños cada uno de esos momentos de gloría, donde era el dueño de su Waka, donde era temido por muchos y respetado por más, donde podía disfrutar de todos los placeres que la carne de sus anfitriones pudieran soportar.

Supay Despierta, por primera vez en muchos tiempo ha descansado, siente como su cuerpo cada vez más humano siente el descanso de una buena noche, no sabe por que, pero creo tener buena suerte este día para encontrar a su Ñusta, el problema de Supay, es que ya esta pensando mas como humano, que como demonio, ahora cree en la suerte.

Paki 35 – La ayuda.

El día se convirtió en noche, Supay buscaba un sitio donde poder llevar a ese perro valiente mal herido, buscaba donde poder curar sus heridas y la de su nuevo amigo, buscaba el fin del día y el principio de la noche, buscaba en su mente por que tanto castigo por una causa, por que tanto dolor por conseguir sus metas, buscaba en su mente en que momento la suerte le cambió, en que momento su infierno se convirtió en un invierno eterno de suerte fría y cruel, un invierno, una estrella que guía a hora su destino ahora sin límite de mala suerte, donde todo aquel que le ayuda muere o es mal herido, acaba de perder a Pierre, no había uno entre ellos para Supay, pero no sabía por que le dolía la mente en pensar en la muerte de alguien que le ayudó, tal vez por que antes no había pasado.

Su suerte está cada vez mas negra, la tarde roja se convierte ahora en un manto negro, sin estrellas, llena de nubes que en medio de la noche se ven grises, grises como la mente de Supay, una mezcla de amor blanco y de maldad negra, una mezcla difícil en un demonio, un dolor grande para cualquier mortal. Sus alas siguen sangrando, la flecha causó mucho daño en la parte de carne de Supay y ahora sentía que esa última transformación lo dejaba mas convertido en humano que en demonio.

Por fin encontró un lugar donde descansar, una construcción sin terminar y abandonada, llena de mala hierba, con sus estructuras metálicas oxidadas, las paredes llenas de musgo, negras por el paso del tiempo, con telarañas en todos los rincones y una micro fauna digna de un gran jardín, un jardín en medio de la gran ciudad, era una construcción abandonada en un buen sector de la ciudad por lo que podía verse en las edificaciones vecinas, buscó un sitio alto que le sirviera de refugio, donde pudiera ver la llegada de los posibles cazadores, estaba muy cansado y lo que menos esperaba era otra batalla, sólo pensaba que en medio de su mala suerte esos perros lo ayudaron a mantenerse con vida, lo que no entiende es la no presencia de Pisano, ¿Por qué sus perros estaban solos, sin su amo?.

Dejo al perro en un rincón de la edificación en el último piso, sabía que necesitarían un buen techo, pues esa noche parecía que fuera a terminar en una gran tormenta. Buscaba algo con que abrigar al perro, pero no encontró nada, sobre voló el barrio en búsqueda de cobijas o mantas que pudiera robar y al cabo de poco tiempo ya de vuelta, Supay pudo hacer una especie de nido para el perro, muy cómodo, con una cobija gruesa que servía para evitar el frío contacto con el piso y una manta algo delgada para cubrir al perro. Tanto su herida como la del perro habían dejado de sangrar, Supay observaba a su nuevo amigo, tratado aún de explicarse el por que de sus actos, en medio de sus pensamientos y sin darse cuenta, aparecieron en la habitación el resto de la jauría, Supay no se lo podía explicar, la única entrada posible estaba siendo vigilada por el mismo, y una jauría de ese tamaño sería fácil de ver, fácil de detectar a varios cientos de kilómetros, otra cosa extraña para sumar al resto de acontecimientos diarios, pero, ¿No es la sola existencia de Supay lo mas extraño del mundo?.

La jauría se acercó al perro herido, todos se sentaron frente a él, con sus bocas aún manchadas con la sangre de los cazadores. Sus miradas eran profundas, casi como si pudieran hablar en medio de ese gran silencio que existía en aquel frío lugar. De un momento a otro el perro herido se levantó de su nido, todos los demás perros hicieron lo mismo, el perro pasó por el lado de Supay, lo miró de una manera profunda, con algo de afecto en aquellos ojos llenos de maldad, algo difícil de encontrar en una raza de perros asesinos como estos, cuyas facciones están diseñadas para causar terror, Supay no sabía por que, pero sentía que los perros le deseaban suerte y le compartían algo de su valor en aquel momento.

El perro mas grande y herido, empezó a caminar con rumbo hacia las escaleras, los demás perros los siguieron, todos pasaron al lado de Supay. Supay solo veía como uno tras otro se perdía en el principio de las oscuras escaleras, y de inmediato miró por la ventana hacia los exteriores del edificio, esperando que los perros salieran y verlos tal vez por última vez, pero no fué así, nunca salieron, Supay nunca los vió llegar a la calle, ahora estaban perdidos en algún lugar del edificio, mas no perdidos de la mente de Supay.

Supay organizó el temporal nido que había creado para el perro, ahí se acostó, por primera vez en su vida en este su nuevo mundo, tenía algo parecido a una cama, tapó sus descalzos pies, cubrió su cuerpo hasta la cintura y veía por la ventana el reflejo de la luz producida por los rayos que empezaban a caer, el sonido del trueno cada vez estaba mas cerca, Supay sabía que la tormenta estaba cada vez mas cerca, ahora trataba de poner su mente en calma, planeando un nuevo día, la nueva manera de llegar a su Ñusta, de evitar los cazadores y tratar de al fín completar su misión, pero ahora en medio de esa maraña de ideas se mezclaba también la existencia de aquellos perros, el por que de su ayuda y la no presencia de Pisano.

El cansancio y el dolor en sus alas produjeron que el sueño llegara pronto a los ojos e Supay, con miedo de dormir, pero con un cuerpo que no quería luchar más por este día, con un cuerpo más humano que demonio, pero aún así, feo como solo un demonio tan oscuro puede llegar a serlo, extrañaba sus alas, para él lo mas bello, ahora convertidas en un trozo de carne rodeado de escaso metal, carne, con sangre, con dolor, carne, la misma que tienen los humanos en todo su cuerpo, carne, la misma que tantas veces devoró, ahora de nuevo se repite su ritual de sueño, sus eternos sueños, su dulce dolor de lo inimaginable. Es hora de dormir.


Paki 34 - Alas de carne.

Herido, sin poder controlar el equilibrio, la flecha atravesó su ala, mezcla de carne y metal, cae al piso como una mariposa con un ala rota, los cazadores tirando del extremo de la cuerda para no dejarlo fugar, herido, sintiendo como su ala se desgarra, tirando de la misma, sabiendo que en cada empuje está rompiendo mas su ala, viendo como sus cazadores corren hacia él mientras otros sujetan el extremo de la cuerda y buscan donde amarrarlo para que no huya, herido, sabiendo que no puede atacarlos, por que al hacerlo recibirá un golpe de la marca que los protege, el Báculo de Zoroastro, intenta romper la soga pero no puede, busca cerca de su entorno algo con que atacarlos, pero no encuentra nada, todo es tan desértico, solo botellas y piedras que lanza y son esquivadas.

Se pone de pie, sigue tirando de la cuerda, intentando romperla, cada vez están mas cerca de él, trata de romper su ala para liberarla de la flecha, en medio del dolor sabe que es la única salida, fuertemente tira de la flecha para que desgarre su piel, algo lento y doloroso, se acercan, Supay tiene cada vez menos esperanzas de lograrlo, ya están a pocos centímetros de tocarlo cuando vió que un perro saltó sobre el cazador mas cercano, Supay reconoció al perro, era uno de los que Pisano Phosphorus había llamado como uno de sus hijos, el perro mordía con desespero al miembro de la hermandad, mientras los otros cargaban sus ballestas y apuntaban al cuerpo del perro.

Sin imaginarlo Supay vió como mas y más perros llegaban, parecía que todos los "hijos" de Pisano estuvieran ahí, se veía como desgarraban la piel de cada uno de los cazadores que estaban en tierra, el perro mas grande, el que primero atacó ya había matado al cazador, parándose sobre le pecho de su víctima y con su fauces aún escurriendo sangre de su víctima, miraba hacia la azotea del edificio donde el cazador mas viejo apuntaba con su ballesta a la cabeza de Supay que aún no se liberaba de la flecha en su ala, los demás perros desgarraban la carne en medio de los gritos agónicos que emitían los cazadores, gritos que cada vez eran mas débiles, muriendo lentamente, desangrados, con mordeduras en todo su cuerpo, destruyendo sus rostros, sus manos, dejándolos irreconocibles.

El cazador en el techo disparó su arma, su flecha cortando el viento con destino a la cabeza de Supay, cada vez mas cerca, Supay sólo pudo ver su sombra que cruzó sobre su rostro, todo como en cámara lenta, segundo por segundo, sin darse cuenta que pasaba, sólo pudo agacharse para esquivar aquella gran sombra, cuando pudo ver, observó que era el perro mas grande de todos que había caído a su lado, tirado de lado en el piso, vió como el perro tenía en su pecho clavada una flecha, en esos momentos entendió que el perro se había interpuesto en la línea de tiro, entre el cazador y su presa y que le había servido de escudo, Supay aún no comprendía por que esos perros lo defendían, buscaba a su alrededor esperando encontrar a Pisano y que este hubiera dado la orden de ataque, pero no fué así, los perros estaban solos, sin amo.

Los demás perros vieron el cuerpo de su hermano tirado en el piso, inmediatamente todos miraron hacia la terraza, donde estaba el cazador mas viejo, Supay observaba como los demás perros miraban al mas grande a los ojos, como hablando en silencio. Como si se les hubieran dado una orden corrieron hacia el edificio, posiblemente a la cazería del último cazador, este observó como la jauría corría hacía el edificio y solo pudo disparar la última flecha cargada hacia el montón de perros, pero estos la esquivaron y se adentraron en el edificio, el cazador, dió media vuelta y empezó a correr.

Supay terminó de desgarrar su ala, sabía que no debía estar ahí a fuera, que cualquiera lo podía ver, o tal vez mas miembros de la Hermandad llegarían en cualquier momento, así que extrajo la flecha que tenía clavada el perro en su cuerpo, lo tomó en sus brazos y voló lejos de aquel lugar.

Paki 33 – La Muerte.

La extraña pareja empezó a salir de la clínica, un hombre sin piernas en su pequeño carro de madera, junto a un hombre alto, de barba canosa que hablaba de su avanzada edad, de su piel curtida por el sol, de sus grandes manos que mostraban que había trabajado mucho con ellas, su paso largo se veía frenado por la velocidad de su extraño compañero, aunque aquel día hacia algo de calor, Pierre llevaba puesto una gabardina de cuero, no la utilizaba por el clima, le servía de escudo ya que antibalas, además, bajo ella cubría la ballesta con la que durante tantos años ayudo a la hermandad a cumplir con la limpieza de demonios y brujas.

Solamente habían avanzado dos manzanas cuando vieron una camioneta negra girar en la esquina con rumbo al hospital, Pierre sabia que eran ellos, tomo a Supay y lo cargo como un paquete de mercado, “Vamos, son ellos debemos desaparecer rápido de aquí” – Dijo Pierre – Supay se sintió un poco humillado por el tratamiento que esta recibiendo en esos momentos, ni siquiera de joven demonio fue cargado por nadie.

La camioneta paro bruscamente en la clínica, varios hombres bajaron de ella y entraron a la sala de espera, preguntaron a las enfermeras sobre un hombre invalido, estas le contestaron que se había ido hace poco con un hombre alto de barba blanca, los hombres preguntaron por el rumbo que estos tomaron, inmediatamente salieron de la clínica, dos en la camioneta y 4 corría por las calles en el sentido que les habían indicado la enfermeras, en su carrera preguntaban a los peatones por el par de hombres que buscaban, hasta que una mujer en un puesto de revista les indico donde los había visto, siguieron corriendo en aquel sentido, vieron el carro de madera tirado en el piso, ahora sabían que el hombre sin piernas era cargado por alguien, ¿Pero por quien?.

Pierre llego con Supay al final de un callejón, lo paso para su espalda y le dijo que se sujetara que debía subir la escalera, Supay pensó que sería mejor transformarse nuevamente en demonio y abandonar ese cuerpo, le comento la idea a Pierre, pero este negó con la cabeza, - “Eso solo hará que te debilites mas, hazlo solo cuando sea necesario” – Dijo Pierre. Siguieron subiendo la escalera, con Supay como un niño atado a la espalda de su protector, en ese momento se escucho el sonido de las llantas al frenar rápidamente, ese sonido que se produce cuando el caucho se quema en el cemento por la fricción, Pierre miro rápidamente a su espalda, vio como dos personas bajaban de la camioneta y cargaban sus ballestas, dos hombres mas aparecieron corriendo al principio del callejón, corriendo hacia la escalera por donde ascendían Pierre y su carga casi humana, Supay.

Solo pasaron unos segundos cuando se escucharon las flechas de las ballestas cortar el viento y pasar cerca de ellos, Pierre empezó a subir más rápido la escalera, ya estaba a punto de llegar al final de la escalera cuando vio que su destino estaba truncado por otro miembro de la Hermandad que lo miro a los ojos y le dijo - “Nunca pensé que nos traicionaras de esta manera” – No dijo nada mas, la mirada fue eterna, Pierre estaba congelado, parecía que el sonido de las flechas no le recordaba que estaba en peligro su vida, solo un grito de dolor que emitió Supay al recibir una flecha en uno de sus brazos pareció sacarlo de su estado hipnótico, Pierre amarro de una manera supremamente rápida y hábil un seguro a la escalera, seguro que estaba al extremo de una larga soga atada a su cintura, se tiro de espaldas al vació – “Sujétate fuerte” grito Pierre, en medio de su caída saco su Ballesta siempre cargada y disparo al mismo tiempo que su ex compañero de hermandad en la terraza disparaba una flecha directamente a su cuello, la flecha de Pierre solo corto levemente el rostro de su agresor, Pierre no pudo volver a cargar su Ballesta, la flecha había cumplido su cometido, la vida de Pierre estaba terminando, Solo pudo sujetarse de la soga para evitar la caída total y moverse hasta una ventana y arrojar a ahí a Supay, cuatro pisos lejos de sus cazadores.

Supay rodó por el piso y unos segundos mas tarde callo Pierre dentro de la habitación, con media flecha aun dentro de su cuello, le extendió su mano y con la otra le paso la ballesta y su carga de flechas, trataba de decirle algo, pero su garganta esta llena de sangre y sus cuerdas vocales completamente destruidas, Pierre solo pensaba “Perdóname hijo”. Ahora Supay debía tomar una rápida decisión, tomo la ballesta y las flechas, vio como un hombre entro por la ventana, Supay apunto justo a su corazón y este callo por la pared del edificio golpeándose contra el piso ya muerto.

Los otros hombres decidieron tomar otra estrategia, el hombre de la terraza bajo rápidamente por las escaleras dentro del edificio y entro al cuarto donde esta Supay, sigilosamente se desplazo para no ser escuchado por Supay. El pequeño hombre sin piernas estaba en un rincón esperando la próxima entrada de algún hombre por la ventana, pero lo que recibió fue una bomba de gas lacrimógeno, que lleno de humo toda la habitación, los cazadores con mascaras anti-gas esperaron unos segundos para entrar por la ventana, contaron hasta tres y uno tras otro fueron saltando dentro del apartamento, Supay sentía que sus ojos se quemaban de adentro hacia fuera, frotaba sus manos en sus ojos, pero esto no lograba apaciguar su dolor, no podía ver nada, en parte por el ardor que sentía en sus ojos y por la cantidad de humo que había en la habitación.

Sus cazadores con lentes termo sensibles vieron el calor que emitía Supay, automáticamente empezaron a disparar hacia el lugar donde estaba Supay, este escucho el sonido de las flechas y pudo moverse ligeramente a tiempo para evitar el impacto en el corazón de una de las flechas, mas no para evitar que una diera en su hombro, Supay disparo al azar su Ballesta, pero sabía que eso no lo salvaría, era hora de cambiar a su forma normal, así lo hizo, chocando contra las paredes y contra sus cazadores Supay logro encontrar la ventana, pero cuando ya se sentía libre sintió como una flecha atravesaba una de sus alas y lo arrastraba al suelo.

Paki 32 – La espera.

El reloj marcaba lentamente el paso de cada segundo, los minutos se volvían eternos, Supay sentía el tedio del paso lento de tiempo, pero sabia que debía esperar en medio de ese montón de miradas que lo veían con miedo, con lastima, con dolor, con una oración en sus labios pidiendo al cielo no correr la misma suerte de aquel hombre sin piernas, una oración, una señal de la cruz sobre sus rostros, otras sobre sus pechos, sin saber como disimular el morbo que producía el querer saber: ¿Que tanto había perdido de sus piernas?, ¿Cómo sería su vida en muchos aspectos?, ¿Tendría familia?, Dios quiera que no, pobre esposa, pobres hijos, pensamientos ridículos, la suerte, ese maldito destino del azar, esa parte donde Dios Juega a los dados, la parte no escrita de los renglones torcidos del libro del destino escrito por Dios.

Supay vio mucha gente entrar ese día en la clínica, pacientes, heridos, moribundos, algunos ya muertos, visitantes, acompañantes, etc, Supay solo trataba de recordar lo vivido, como si su vida fuera de su infierno fuera más grande y provechosa que la época donde era alguien de respeto en el infierno. Ahora, ahí, como un humano de tercera, esperando la bondad de alguien a quien él le salvo la vida.

Después de varias horas Supay sentía que era observado más que de costumbre, tal vez por el tiempo que llevaba en aquel sitio sin ser atendido. El paso del tiempo ya marca la diferencia entre la mañana y la puesta del sol, que ahora en su casi eterno brillo la tierra hacia parecer que giraba hacia el horizonte para morir en medio de las montañas, pasaba ya de medio día y no había vuelto a ver su Ñusta, en varias ocasiones llego a pensar que esta había huido de miedo y lo había dejado ahí tirado, plantado, esperando simplemente una hora que llegaría sin lo prometido. Consultaba el reloj circular colgado de la pared del frente, es reloj que marcaba lentamente como la vida se le iba en una espera, mirando a su alrededor ya mas con odio y rencor, que con miedo sigilo en búsqueda de los cazadores.

Por uno momento Supay se disipo en sus recuerdos, recordando su Waka recordando como eran aquellos tiempos de violencia, donde él era Juez y verdugo, donde el placer de sus días era hacer dar ese pequeño paso adelante al pecado, para que la muerte cumpliera su labor y así él tener mas almas que castigar por toda la eternidad, ahora ya no era dueño de su Waka, de su pedazo de infierno, ahora habitaba en un infierno, algo peor, pues aquí ya no era mas el hijo de Satán al que se debe respetar, aquí es simplemente una piltrafa del destino. Ahora no podía ver la belleza de sus ojos en ese cuerpo de demonio, como una flor de loto rodeada por hojas verdes en medio del pantano.

Supay vio el cambio de turno de las enfermeras de recepción, así mismo como las miradas que se intercambiaron para señalarlo, como diciendo “Lleva horas aquí, es mejor que estés pendiente de que desea o a quien espera”. Supay sentía un deseo sin limites de correr hacia el par de brujas disfrazadas de enfermeras y romper sus cuellos de un solo golpe, pero era mejor esperar a que saliera su Ñusta, ya faltaba pocas horas, era mejor tratar de no llamar la atención.

Algo sorprendía a Supay repentinamente, la presencia de Pierre Valdo, quien entro rápidamente hasta donde estaba sentado Supay, - “Sabia que estabas aquí” - Dijo Pierre.

Supay en medio de su desconcierto y asombro, solo pudo improvisar una pregunta a su presencia, - “¿Cómo sabia que era yo?”.

“¿Que otra persona podría estar tanto tiempo aquí esperando por nada?, Solo tu” - Dijo Pierre, - “Vamos, debemos salir pronto, me informaron que pronto llegaran a cazarte, ya saben que estas aquí, pronto esto se convertirá en tu tumba si seguimos aquí.”

“¿Cómo lo sabes?” – Pregunto Supay.

“Olvidas que fui miembro de la Hermandad, aun tengo contactos, y también sus frecuencias de radio, ahí escuche la noticia sobre tu presencia en este sitio, debe irnos pronto ,no podemos esperar más.”

“Pero ella pronto vendrá y debo estar aquí esperándola” – Dijo Supay – “Pronto llegara”.

“Esa mujer que buscas te causara la muerte, vamos, salgamos de aquí, en otra ocasión planearemos todo mejor y te ayudare a encontrarte con ella” – Dijo Pierre. – “Vamos, ya deben estar a pocas manzanas de aquí, movámonos.”

Supay pensó por unos segundos y decidió partir y buscar luego a su Ñusta.