viernes, julio 09, 2004

Paki 16 – Los cazadores

Supay volvió de nuevo al hospital donde trabajaba la Ñusta, había volado nuevamente dos días, y ya tenía algo de hambre y cansancio. Esperaba ahí, en la azotea del edificio, mirando al infinito, sintiendo el viento en su cuerpo, en su cara, sintiendo como el viento movía sus pesadas alas, sentía esa fuerza que hacía cerrar sus ojos, pero que a la vez lo acariciaba como la mano de una madre cuidando de su bebé, como la madre que nunca tuvo Supay, como las caricias que nunca sintió de su padre.

Miraba hacia abajo, hacia el vacío, tenía tantas dudas, tanto dolor, y aunque no lo quería confesar, internamente sentía mucho miedo, miedo como nunca lo había sentido, por su cabeza pasaba ideas extremas, pensaba en saltar al infinito, pero sabía que con su cuerpo de demonio solo tendría rasgaduras y daños menores, sus alas soportarían todo el impacto, pensó tomar cualquier cuerpo humano y saltar, de esta manera podría terminar con su existencia mas rápido, todo era cuestión de encontrar un cuerpo, un despojo humano y en ese hospital sobraban los candidatos.

Miraba al infinito, con su corazón latiendo cada vez mas lento, con menos ánimos, con ganas de descansar, con el dolor en sus manos, con tantas imágenes pasando por su mente, con tantas decisiones por tomar, sin saber que era lo mejor que podía hacer. De un momento a otro Supay escuchó que algo cortaba el viento rápidamente, luego sintió que algo atravesaba sus piernas de atrás hacia adelante y un golpe seco en sus alas de un disparo errado que no pudo atravesar el metal, Supay giró instintivamente su cuerpo para ver a su atacante, eran tres personas, con ballestas, armas muy viejas para estos tiempos, pero efectivas en su función, fueron disparadas tres lanzas, dos cumplieron con su objetivo, las flechas habían ingresado en las piernas de Supay, rompiendo su tejido, su músculo y una de ellas logró fracturar sus huesos, Supay trataba de mantener el equilibrio, pero estaba muy débil, era cierto lo que le habían dicho sus hermanos, "con cada transformación serás mas débil", Sus atacantes tiraban de los extremos de las flechas atados por cuerdas, Supay sentía como en sus piernas se desgarraba el tejido, como la punta de esas flechas se convertía en un ancla que arrastraba su cuerpo hacia esas personas, hacia sus cazadores, el que había errado su primer disparo preparaba su Ballesta para un disparo mas, Supay estaba siendo arrastrado por el piso, con sus manos tratando de sacar una de las lanzas, tratando de cortar la gruesa soga que lo unía a sus cazadores, el tercer cazador ya tenía en la mira el rostro de Supay, disparo, Supay escuchó de nuevo como se cortaba el viento, miró rápidamente como la lanza se acercaba hacia a él, rápidamente extendió su brazo que fue atravesado al instante por la velocidad de la lanza, Supay pudo ver como la punta queda cerca de su cara, pero no dio en el blanco final.

Con todas sus fuerzas Supay saltó lo mas fuerte que pudo y empezó a volar, sintiendo el tiro de las lanzas en sus piernas y en su brazo, viendo como sus cazadores en ese momento se convertían en un lastre doloroso que desgarraba sus músculos de adentro hacia afuera, los cazadores buscaban en la azotea algo con que amarrar las sogas al edificio, sabían que no podían resistir mucho tiempo tirando de las cuerdas, Supay tomó la lanza que le atravesó el brazo y como pudo orientó la punta hacia la cuerda de una de sus piernas, y empezó a cortarla lo mas rápido que podía, uno de los cazadores ya había asegurado su soga en el edificio, y se disponía a disparar de nuevo, Supay lo veía al mismo tiempo que trataba de concentrase en cortar la soga, un disparo mas, al mismo tiempo que Supay terminaba de cortar la soga, la lanza pasa a centímetros del cuello de Supay, dejando un leve rasguño, una marca mas para su agrietada piel, una soga menos, pero sentía como las otras dos, una en su pierna y otra en su brazo rasgaban como un equipo de cuchillas el interior de sus cuerpo, sabía que faltaría poco para que ellos intentaran otro disparo, una de las sogas estaba atada al edificio, mientras que la otra era controlada por uno de los cazadores, los otros dos sin preocuparse de las sogas, preparaban sus armas para un nuevo disparo, era como una ballena siendo cazada por un equipo de noruegos, solo lanzas y arpones por todos lados.

Supay debía tomar una decisión rápida, cada segundo se debilitaba mas y sus cazadores conservaban la misma fuerza, movió sus alas con todas sus fuerzas, al mismo tiempo, tiraba de la lanza de su brazo intentando sacarla, sabiendo que esto destruiría sus tejidos al terminar de sacarla, pensó rápido, elevó su cuerpo lo mas rápido que pudo y luego en una picada mortal dejo caer su cuerpo hacia el vacío, el tirón arrancó la lanza de su brazo, rompiendo todos sus tejidos, dejando al descubierto sus huesos, y una hemorragia inmensa, la segunda lanza seguía aún encajada en su pierna, al otro extremo un cazador seguía tirando de ella, los otros dos miraban al vacío y le apuntaban, Supay giró su cuerpo y empezó a volar de nuevo hacia el cielo, sentía como su cazador tiraba de la soga, y como otras lanzas cortaban el viento cerca de él, otras golpeaban secamente contra sus alas, solo dejando marcas como rayones de una moneda sobre la pintura de un auto, voló con todas sus fuerzas, viendo como el cazador estaba colgado de la soga, suspendido en el aire, tenía que hacer algo, ese peso hacía que su pierna le doliera mas y mas, Supay se movió rápidamente hacia otro edificio voló rápidamente y estrelló el cuerpo del cazador contra la pared, el cazador murió instantáneamente por el impacto, pero aún seguía colgado de la soga, el mal nacido había atado su cuerpo a la soga, ahora era un lastre muerto atado al cuerpo de Supay, Supay descendió sobre la terraza del nuevo edificio, lejos de los ojos de los otros dos cazadores, como pudo subió el cuerpo del cazador muerto con una sola de sus manos, pues la otra estaba demasiado herida, desató el nudo de la soga, deseaba destruir el cuerpo del cazador, consumirlo de ser posible, tenía mucha rabia, pero también estaba débil, por las heridas y por el hambre, no lo pensó mas, con su furia rompió las prendas del traje y vio como su cazador llevaba debajo las prendas de un sacerdote, un crucifijo y una extraña marca tatuada en su piel, esto no le importó, su dolor era intenso, su hambre mayor, con su mano sana lanzó un puño con sus dedos abierto, tratando de perforar su pecho, de inmediato Supay sintió como un choque repelía su impacto en aquel cuerpo y salía volando a estrellarse contra una pared.

Supay no comprendía, pero por algún motivo, ese cuerpo no podía ser atravesado por sus garras, parecía como si tuviera un escudo o algo que lo protegiera, no tuvo mucho tiempo para pensar cuando vio que los otros dos cazadores se acercaban lentamente en un helicóptero, Supay se levantó débilmente y empezó a volar lo mas rápido que le permitía su cansancio para ocultarse de sus victimarios, ahora Supay tenía nuevos enemigos de que ocultarse.

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