viernes, julio 09, 2004

Paki 3 – Allpa pacha.

Supay empezaba su travesía por la tierra, volaba sin encontrar un lugar donde descansar, no quería ser visto en su forma de Angël de la oscuridad, pero era peor tomar la forma de un asqueroso ser humano, vagaba, como un pobre diablo, desheredado, buscando un nuevo hogar, un nuevo infierno, Supay ahora sentía muchas cosas que nunca había logrado entender, su mente tenia un montón de ideas dando vueltas sin parar, preguntas sin resolver, ¿Qué haré ahora?, ¿Dónde viviré?, ¿Qué fue lo que sentí cuando ví sus ojos?, ¿Dónde estará ahora?, ¿Estará bien?, ¿Quién es ella?, ¿Por qué no pude matarla?.

Ahora, solo con la posibilidad de tomar cuerpos que no le gustaban para nada, no sabía que hacer, que rumbo tomar, no sabía donde esconderse-, donde hallar refugio, por primera vez se sintió cansado sin un lugar donde descansar sus largas alas, un demonio, un dolor, una carne que ahora siente, unos ojos rojos que ahora ven mas allá de lo que debieron haber mirado, solo, en un paraíso de lágrimas, un oasis en su infierno.

Despues de mucho pensarlo, Supay tomó una decisión, descansar en una iglesia, de todas formas no son tierra santa en absoluto, la mayoría esta plagadas de corrupción, sexo, mentiras, lujuria y demás pecados dignos de Supay, “Tierra santa, si hasta el vaticano fué comprado” - pensó Supay.

Descansó en uno de sus techos, en medio de la oscuridad de la noche, en el frío de la noche, lejos del calor de su Waka, de su infierno, la iglesia que escogió tenia Gárgolas, “Que paradoja, demonios de piedra utilizados como espantapajaros de los malos espiritus, simbología pagana, ¿Donde está su Dios?, por que dejan estas misiones a estatuas de piedra, cual es la fé que mueve su- corazón, si la biblia es un motón de errores y contradicciones” -Supay reflexionaba, podía comprender la naturaleza del hombre mas fácil de lo que comprendía lo que le había pasado, “esos ojos, esa mirada, ese brillo, maldito brillo, maldita sea lo que siento”.

Su castigo iba mas allá del destierro, ahora tenía una bendición y un castigo, ahora su piel podía sentir las caricias, los besos, pero también podía sentir el dolor, mas aún, ahora le dolía algo que nunca había sentido, algo en el pecho le molestaba y sus manos tenian una marca de traición, dos orificios en medio de sus palmas, a manera de estigmatización, dolor y mas dolor, Supay siempre quiso poder sentir, ahora, su castigo era sentir ese dolor, ese dolor eterno que lo acompañaría durante el resto de su- existencia, pues también había perdido su inmortalidad y como los dragones si no moría de forma digna, sería condenado a perder su alma, a dejar de existir, simplemente no podría aspirar a la eternidad, Supay ahora está por debajo del nivel de ser humano.

Pensaba y pensaba sin llegar a una idea fija, a una idea que lo sacara de sus problemas, no sabía como afrontar su nueva vida, solo deseaba ver de nuevo esos ojos, no recordaba su color, ni su forma, solo el brillo que en ellos pudo percibir, pero ¿Que fué lo que sintió mas allá de ese brillo?, eso no lo sabe aún, su ser nunca había sentido nada parecido y no encuentra razón lógica para poder explicarlo. En medio de su razón habían instantes en los que el dolor en sus manos le impidían concentrarse, por alguna razón sus manos no sangraban, pero sentían el dolor medio de sus orificio.

Tenía deseo de salir a buscarla, de verla de nuevo, pero sabía que en su forma de demonio la asustaría y solo causaría que ella saliera corriendo, que lo despreciara, pero si tomaba un cuerpo, un despojo humano, el resultado sería el mismo, aunque es mas fácil mostrarse como ser humano y llevar el demonio dentro, aunque Supay aún no sabía que en su cuerpo de demonio, ya llevaba algo de humano dentro.

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