viernes, marzo 21, 2008

Paki 37 – La última búsqueda.

En su nueva casi condición humana, tanto física, como mental, Supay piensa nuevos planes, nuevas maneras de acercarse a la Ñusta, sin hacerle daño, sin hacerse daño, además sin llamar tanto la atención de la Hermandad, debe buscar un nuevo cuerpo, pero sabe que tal vez sea el último cuerpo pues su ser es cada vez más humano, cada vez menos parte de su Waka, cada vez más parte de este nuevo infierno, de esta Allpa Pacha, de su nuevo infierno ganado por traicionar sus principios, ahora Supay es casi un hombre, tal vez un ángel, tal vez un demonio en su nuevo ser, tal vez simplemente es un cambio de piel para su nuevo hogar, así como la larva sufre una metamorfosis a mariposa, Supay ahora esta sufriendo una mutación, tal vez una degeneración de su ser, pasa de ser un seis a un siete, de un demonio a un ser humano, ese extraño ser creado por la evolución, mezcla del bien y del mal, de la oscuridad y de la claridad, ahora Supay cuenta en su alma con un pequeño punto blanco que mancha la oscuridad de su negra personalidad, ese punto blanco es ahora su corazón.

Ese punto que no le permite pensar, que nubla su visión con un destello de luz mas alto de lo que su mirada puede soportar, una luz que sus oscuros ojos no pueden soportar, se ha dejado llevar la imaginación, por la duda, por lo ciego del amor, ahora es solo uno más en la lista de seres que dejan de utilizar su cerebro para hacer las cosas y se dejan guiar por su corazón, ahora Supay, este demonio en decadencia busca que la razón de su vida le permita vivir, busca que la Ñusta, su Ñusta, le permita de nuevo acercarse, busca solo una oportunidad para demostrar lo que es, más allá de esa figura de demonio, de esas alas gastadas de metal convertidas en carne deteriorada por el fuego y por la lucha, ahora el busca mostrar su corazón, busca mostrar ese sentimiento que tiene dentro y que tantos problemas le ha causado.

Ahora Supay sale de su última guarida, conciente de que su condición actual pude implicar que será su última trasformación, que tal vez sea la última opción que tenga de ver a su Ñusta en un cuerpo aceptable, de no ser visto en su condición de demonio, condición que ahora solo lleva en sus oscuros ojos, ahí, donde siempre a tenido ese brillo de muerte y de locura, ahí también donde se conjuga esa mirada de ilusión por su Ñusta, ahí donde todo empezó, en esa mirada que todo cambio, ahí donde robo su atención, donde su condición de demonio fue cayendo lentamente a la de ser humando, donde antes el mal era dueño y señor de sus ideas y su mente, donde sus fantasías eran fáciles de cumplir, ahora solo busca de nuevo esa mirada, ese embrujo, esa oportunidad de encontrar la luz que adormece sus sentidos como un alucinógeno a un adicto, ahí donde necesita ver que su Ñusta lo mira a los ojos, sin miedo, sabiendo que el la salvo de su muerte.

Es esta la idea que tiene Supay de pagar la vida, él salvo la vida de la Ñusta, lo mínimo que ella puede hacer por él es dejarlo acercar, dejarlo ser parte de su maravillosa existencia, lo que Supay no sabe, es que el amor no se compra, a veces ni se gana, a veces solo se encuentra, a veces solo llega, a veces solo te estrellas con él en tu camino sin siquiera pensarlo, ahora Supay debe buscar la forma de volver a ver ese brillo de esos ojos, de volver a sentir cerca la presencia de su Ñusta, y por que no, tal vez, algún día tocarla por primera vez con su piel, con sus manos, sentirla sin necesidad de otro cuerpo, sin mas piel que su piel, sin mas tacto que sus sentidos, sin mas placeres robados que el de su propio goce de acariciar, de sentir, de palpar, es que no es solo la búsqueda de placer, es el placer de sentir cerca de ese ser en medio de la nada, por que en eso se convierte el universo de Supay al tocar a la Ñusta, en solo él y ella, en solo una estado de existencia tal que el mundo que los rodea no existe, que lo que vez a tu lado tiene más valor por que brilla, brilla por que sus ojos, los ojos de la Ñusta están ahí para iluminarlo.

Esta tal vez es la última oportunidad, tal vez, ahora se convierta en humano y su nueva condición le permita abrir lo ojos a la maldad que nunca debió abandonar.


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